capitulo 38

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Ines permanecia recostada en el sillón mientras Víctoriano, Emiliano y Alejandro hablaban con todos los trabajadores de la hacienda

Connie acariciaba la mano de Inés arrodillada a su lado

—Veras que todo va a estar bien Nani, los vamos a tener aquí muy pronto

Ines no respondia nada, no caía en cuenta de lo que pasaba, solo veía a un punto fijo en el techo cerrando los ojos de vez en cuando para permanecer así unos segundos y después volver a ver al techo

—Vamos a darle esto Connie- dijo Diana entrando con un té en las manos

—Nana, te vamos a levantar un poco para que te bebas este te ¿De acuerdo?

Ines asintió y se sentó en el sillón tomando el té en sus manos para así empezar a beberlo, en ese momento entro Cassandra, estaba ya enterada de todo pues venía de hablar con su papá, se lo había encontrado en el patio hablando con los peones

—Nana ¿Estás bien?- dijo al entrar mientras corría hacia ella

—No... Pero yo tengo que estar bien, porque me los van a traer pronto ¿Verdad?- murmuró mientras sus ojos se ponían nuevamente cristalinos

—Si Nana, te los vamos a traer, tomate está pastilla ¿Si? Te va a hacer bien- dijo Diana dándole una píldora a Inés y viendo cómo se la tomaba

—Diana hay que subirla a su recámara, para que descanse un poquito

—Mejor a la mía Cassandra, creo que estará mejor ahí

—Si, creo que en la de Diana estará mejor- respondió Connie recordando que en la habitacion de Inés estaban las cunas de los niños y precisamente de ahí se los habían llevado 

Corrales de hacienda las Dianas

terminaban de hablar con uno de los peones que les asegura no haber visto nada cuando el teléfono de Victoriano sonó

—¡Bueno!- contesto apresuradamente

—Bueno señor santos- dijo una voz desconocida del otro lado

—¿Quien es y que quiere?- pregunto nervioso

—Tranquilo, solo quiero decirle que no se preocupe por sus hijos, aquí los tenemos muy bien cuidados

—¡Desgraciado! ¡Dime dónde están mis hijos!

Al escuchar aquello ambos jóvenes acercaron su oído al teléfono de Victoriano

—Shhh, no grite señor Santos, mire, dejeme explicarle que es lo que hara si quiere tener a sus hijos nuevamente con usted, primero que nada ya sabe que no está permitido llamarle a la policía porque si lo hace, pues no los vuelve a ver

—No le diré nada a las autoridades, díganme cuánto quieren, yo les doy lo que me pidan pero díganme dónde están

—No, no es así de fácil como usted cree, digamos que por hoy ya les dimos una parte de la información, ya después nos comunicaremos con ustedes para decirles la cantidad exacta, y le repito sus hijos estan muy bien cuidados así que ni se preocupe- dijo antes de colgar

—Digalo ahora mismo, ¿bueno? ¡¿Bueno?!- gritó al darse cuenta de que habían colgado

—Don Víctoriano que le dijeron- pregunto Emiliano

—Los secuestraron, secuestraron a los niños- dijo mientras frotaba su cara con la palma de su mano en señal de desesperación

—Pero pidieron algún rescate ¿No?- pregunto también Alejandro

𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐚 𝐦𝐢 (Concluida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora