capitulo 23

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Dos meses despues

Alejandro y Diana estaban recostados en la cama del departamento donde el vivía, estaban teniendo una conversación importante

—Yo creo que ya debemos decirle a mi papá- dijo Diana mientras Alejandro acariciaba su cabello

—Si, tienes razón, imagino lo que dirá, se que no le va a parecer algo bueno, mi amor

—Es cierto que a él le hubiera gustado que me casara primero, pero tampoco es que siga siendo una niña

—Diana, yo he pensado en irme a trabajar a la ciudad, me ofrecieron un buen trabajo y creo que lo voy a aceptar, solo será por un tiempo, en lo que junto dinero para que tú y yo nos podamos establecer

Diana se levantó al escuchar eso, Alejandro estaba pensando en irse y eso la aterraba

—No estás hablando enserio ¿Verdad?

—Si Diana, lo digo enserio, pero no será por mucho tiempo mi amor...

—Yo me voy contigo, no quiero que me dejes sola Alejandro

—No mi amor, yo ya había pensando en eso y llegué a la conclusión de que no voy a llevarte conmigo, no quiero que estés viviendo con privaciones en un lugar donde no conoces a nadie

—Alejandro, yo también puedo buscar un trabajo allá

—Diana, mi deber como hombre es darles lo mejor, a ti y a mi hijo... Yo solo iré, cuando mucho, por 3 o 4 meses a supervisar un criadero de caballos, después de eso te prometo que me tendrás de vuelta, pero antes de irme nos vamos a casar, por el civil claro y una vez que nazca nuestro hijo lo haremos por la iglesia- sonrió tiernamente

—Me duele que te vayas, pero yo sé que puedo aguantar hasta que vuelvas- volviendo a recostarse entre sus brazos

—Hablemoslo hoy con tu papá ¿Si?

—Si, porque yo no sé cuánto tiempo pueda seguir ocultandolo, a mí nana se le empezó a notar la pancita a los 4 meses y recuerda que yo ya tengo 3

—Hablando de ella, quisiera que estuviera presente, no sé porque pero doña Inés siempre me ha tramitado una paz y confianza que no puedo explicar

—Mi Nana es un amor... Entonces hoy en la noche los reuniré a ellos dos en el despacho

—Ahi estaré puntual, solo esconde bien las pistolas, quiero seguir viviendo- rio

Diana rio también, la verdad estaba nerviosa pero ya no aguantaba las ganas de compartir con su familia la felicidad que ambos sentían

Hacienda las Dianas

Ines y constanza estaban sentadas en el jardín viendo a los lejos a Cassandra y a Víctoriano trabajar dos caballos que acababan de traer de España, los dos estaban demostrando sus habilidades como jinetes al mismo tiempo en que los caballos demostraban su belleza y lo que sabían hacer

—¡Que te parece este caballo Ines!- gritó Víctoriano mientras el caballo hacia el famoso paso español

—¡Está muy lindo mi vida! ¡Es enorme!- respondió Ines mientras acariciaba su barriga

Victoriano bajo del caballo mientras un peón lo sostenía y quitándose el sombrero fue hasta donde estaban su mujer y su hija

—¿Quieres montarlo Connie?- mientras le pasaba el fuete y un par de espuelas a la joven

—¡Claro que quiero! Les voy a enseñar cómo se trabajaba un caballo- dijo riendo y se apresuro a montar al animal

—Le voy a comprar uno igual a mi bebita- dijo Victoriano acariciando la barriga de Inés

𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐚 𝐦𝐢 (Concluida) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora