CAPÍTULO 20

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Más recuerdos. Más piezas que unir. Menos sentido tiene la situación.




POL





Me despertó un sollozo.

Al principio me confundí. ¿Había dormido? ¡Sí! Y seguiría durmiendo todo el día. Había tenido un sueño tan bonito. Corría por un prado verde junto a mi pajarito. Las flores crecían a mi alrededor y un arcoíris decoraba el cielo azul.

Sin embargo, oí otro sollozo silencioso. La linterna la tenía al lado. Apuntaba hacia un punto de la pared. Fui girando mi cabeza, hasta que la encontré. Se hallaba en la esquina más oscura de la caverna, encogida sobre sí misma. Se abrazaba las piernas, con las rodillas pegadas al pecho, y las lágrimas rodaban sobre sus mejillas.

Me llegó como si una flecha se hubiera clavado en mi corazón. La tristeza me recorrió el pecho. Corrí hacia ella y me puse en cuclillas a su lado. Le posé la mano en el hombro. Pero ella siguió llorando, como si no notara mi presencia.

Me dieron ganas de llorar a mí también y mis ojos se cargaron de lágrimas.

- Florecitas- murmuró Cris. Se intentó enjugar las lágrimas, pero seguían cayendo. Coloqué mis manos en sus mejillas y noté cómo esas gotas frenaban al rozar mi piel. Ladeé la cabeza, interrogante-. Ve a dormir, mañana debemos seguir el túnel.... Para encontr... encontra... - le temblaba tanto la voz que no podía terminar la frase. Aparté mis manos de su rostro, muy preocupado.

- Cris- dije-. Cris... ¿Pupita? ¿Pupita en el corazón? – señalé el lugar donde debía estar su corazón. Esbozó una sonrisa cansada y, decaída, se cruzó de piernas.

- Sí- respondió, con un hilo de voz. Intentó sonreír, pero una lágrima volvió a recorrer su mejilla.

- Eso malo...- la miré a los ojos, con las cejas hundidas, cargado de preocupación.

- No... Solo estoy... desahogándome- comenzó a juguetear con sus dedos.

- Desa... Des... - hice movimientos raros con la boca, intentando decir la palabra "desahogándome". Le saqué una sonrisa. Desconocía la razón, porque me estaba esforzando por pronunciar bien las letras. Sacudí la cabeza-. ¿Pupita en corazón? ¿Por qué?

- No te preocupes, Florecitas... Es una estupidez, nada más...

- No- afirmé, con el rostro decidido-. Si pupita en el corazón, no es estupidez. Nunca- me llevé la mano al pecho, dejándoselo claro.

Cris me observó durante unos segundos, no sabía si ordenando las ideas o decidiendo qué contarme o qué no. Se acomodó.

- ¿Dónde está mi familia? – me preguntó, como si yo tuviera la respuesta, con los ojos vidriosos. Apretó los dientes y sus hombros se contrajeron, a punto de romper en lágrimas otra vez-. ¿Dónde están? ¿Desde cuándo eran esas cosas repugnantes? ¿Desde cuándo? – sollozaba, con un hilo de voz-. Se los han llevado por mi culpa, Pol. Por mi culpa... - se derrumbó.

Un dolor desgarrador me recorrió el pecho. Despacio, la estreché entre mis brazos. Cris escondió su rostro en mi hombro. Un dolor punzante recorrió mi cabeza. Tenía la sensación de que esto ya había pasado antes, pero.... pero...

QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora