CAPÍTULO 33

21 4 0
                                    


Hugo




SER NO IDENTIFICADO





Cris no iba a dejar que Nora se fuera con ellos, pues si no, correría un gran peligro. La dejaron en casa de una tía que, por suerte, vivía cerca de allí. Sin embargo, no la acompañaron, debían irse y acabar con lo que estaba sucediendo lo antes posible.

De este modo, el grupo de diez se dirigió hacia las montañas que rodeaban la ciudad lo más rápido que pudieron.

Durante el camino, fueron contándose todo lo que les había sucedido y habían ido descubriendo. Pol narró el momento del reencuentro bajo tierra, justo después de la explosión de luz, cuando Tobías, Oni, Indra, Pol y Felipe miraron hacia arriba y se dieron cuenta de que había una grieta por la que entraban halos de luz procedentes del sol. Era la grieta por la cual Pol y Felipe habían caído. No tardaron en divisar los rostros de dos personas que aparecieron de repente en el agujero del techo. Eran Cris y Acis. De uno en uno, Acis los fue sacando a todos utilizando sus poderes de vuelo. Hubo algunas dificultades con Tobías, ya que era tres veces Acis, pero todo se resolvió, sin lugar a dudas.

Félix era el único que no estaba prestando atención a las historias de aquellos seres, puesto que lo único que él tenía en la cabeza en aquel momento era Hugo. Todos creían que nadie lo había vuelto a ver desde el día anterior cuando un secuaz de Caín los había capturado mientras dormían, pero lo cierto era que Félix sí había tenido un encuentro con él y no pensaba ir a contárselo a nadie. Sin embargo, su conversación se le había clavado en la mente como una gran estaca y toda su vida estaba pasando por delante de sus ojos, buscando una respuesta a lo que le había sucedido.

Félix siempre había sido muy amante de la ciencia y muy buen deportista. A él se le daba bien todo. Era campeón de natación en el equipo de su universidad. Sacaba buenas notas allí a donde iba. Tenía amigos por todas partes y era muy querido entre sus compañeros. Nunca había hecho nada malo que le hubiera ocasionado horrorosos pensamientos sobre sí mismo, ni había decepcionado a sus padres en nada. Su madre lo quería más que a nada en el mundo y su padre estaba tan orgulloso que tenía la casa llena de fotos suyas. Su hermano gemelo, Hugo, también lo animaba, pero últimamente lo había visto más distante y por eso, estaba preocupado.

Hugo nunca se había sentido bien consigo mismo. Sus padres no le hacían especialmente caso, y si alguna vez le dirigían la palabra era para discutir con él o compararlo con Félix. De esta manera, Hugo siempre se había sentido inferior. Se esforzaba, sacaba sus buenas notas, era inteligente como Félix, pero no destacaba y sus padres se lo hacían saber. No había trofeos suyos ni dibujos de cuando era pequeño colgados en el frigorífico. No había fotos suyas en los pasillos, y nunca se había sentido feliz pues nunca se había sentido querido, y él solo deseaba eso. Que su madre lo viera como veía a Félix, que no lo comparara con él ni con nadie.

Las lágrimas de Hugo rodaban sobre sus mejillas cada noche. Siempre estaba muy sensible y por eso procuraba no hablar con nadie en el instituto y, unos años después, en la universidad. Intentaba ser lo más invisible posible. Porque cuando alguien le hablaba no se sentía capaz de sacar una voz que no se quebrara en mil pedazos. Estaba roto por dentro y nadie, nunca, le había preguntado si se encontraba bien.

Hugo andaba cabizbajo, levemente encorvado, pues cuando llevaba una capucha, de esta manera no se le veía la cara y le indicaba a la gente que no se acercara. Él era amigo de sus propios pensamientos.

QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora