CAPÍTULO 29

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Viento y fuego, se traduce como imparable

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Viento y fuego, se traduce como imparable








ACIS











-          ¡HEY! ¡Cuidado con el aire! – grité, cuando mi pie chocó contra la cara de Caín a toda velocidad y lo lanzó disparado hacia la pared de uno de los edificios abandonados de los almacenes a los que habíamos llegado. Caí al suelo con una voltereta y al levantarme, vi a Caín tirado intentando asimilar lo que acababa de pasar-. Hay una solución para que no te lleve el viento, es comer un poco más. Estás muy flaco, ¿no? – mentira, pero quería decirle algo que le bajara la moral para luchar. Indra lo estropeó.

-          Bueno, bueno, no nos pasemos- dijo Indra cuando aterrizó a mi lado-. No estoy ciega ni tú tampoco. Ten en cuenta que estuvo en todos los entrenamientos y tú... Bueno...

-          Oye, no acabes la frase, no hace falta que me ofendas- me llevé una mano al pecho de forma elegante e indignada-. Ahora estamos contra Caín, no contra mí.

Indra se encogió de hombros.

Justo cuando habíamos llegado a estos almacenes siguiendo la pista de Cris y Pol, habíamos divisado a Caín solo saliendo de una de las puertas.

Ahora, mi mirada se giró hacia la misma puerta por una corazonada y me encontré con Dan muy quieto, observándonos con los ojos muy abiertos... Sujetaba el pomo, y estaba tan sorprendido como nosotros. Hice una mueca cuando vi sus extremidades heridas por el frío hielo y su mirada de terror. Sin embargo, cuando vi a su prisionero me olvidé de su existencia y salté de la emoción.

-          ¡Felipe, tío! – exclamé, cuando lo vi esposado y en tan malas condiciones.

-          Pero, ¿qué...? – murmuró Felipe, mirándome de arriba abajo-. ¿Cómo sigues tú vivo con todo lo que está pasando? – entonces, miró a Indra y asintió-. Ah, claro, ahora tiene sentido.

-          ¡Pero bueno! – exclamé, indignado-. Estáis graciositos todos hoy, eh.

Felipe soltó una carcajada. No parecía tenerle mucho miedo a Dan, cosa que consideraba temeraria. Capaz que ese tío robusto lo electrocutaba de un manotazo. La cara de Dan por fin empezó a cambiar de terror a rabia. Caín se puso en pie, con dificultad y dando traspiés, pero lo hizo. Tenía una herida bastante grave en la frente, por la que le caía sangre y se mezclaba con el petróleo que surcaba su rostro. Ah, y la huella de la suela de un zapato en la parte derecha de la cara, con el dibujo de la marca de la tienda incluido. Nos lanzó una mirada asesina. Sí, tenía ganas de matarnos.

-          ¡Vosotros, maldita sea! – bramó Caín, apretando tanto los puños que se le pusieron blancos y rojos. Parecía que su plan estaba funcionando hasta que le plaqué de una patada en la cara.

QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora