Guiones de teatroACIS
Tres días le costó a Indra hacer que me fijara en ella. Segundos le costó en conquistarme.
Perdona, sabía que era un mal momento para pensarlo y que estaba claro que el sentimiento no era recíproco ni ella estaba a mi alcance, pero ¿ver su cabello convirtiéndose al color de la nieve, su rostro cubriéndose de escarcha y amenazando de muerte a Dan para sacar información útil en medio de las ruinas de un anfiteatro romano1? Era como si Eros me hubiese lanzado una de sus flechas justo en el pecho sin ninguna piedad. ¿Cómo podía haberme pasado eso en menos de cuatro días con un ser al que solo conocía de vista hasta ahora? Reconocía que sus grises ojos rasgados me habían hecho sentir como si nada más importara en aquel campo de girasoles cuando me miraba. Y que cuando la había visto preocupada habría querido agarrar su mano y apretarla hasta que su mirada nerviosa se hubiese relajado. Pero ¿quién era yo para eso? ¿Un chico cuyo sentido del amor había sido creado a partir de romances ficticios e inalcanzables que tan altas dejaban las expectativas?
Así que allí me quedé, observando la escena, sentado en unas rocas que antes habían sido asientos y mirándola desde lejos con el corazón palpitando más fuerte de lo normal. Nunca había sentido algo así por alguien físico, es decir, siempre me habían llegado a gustar personajes ficticios o cantantes, desde Harry Styles hasta Wanda Maximoff o Nick Nelson, pero ¿aquello? Aquello era mucho más real y me ponía nervioso. Nervioso hasta el punto de ser incapaz de hacerle cumplidos en condiciones. Me sentía como un auténtico idiota, teniendo en cuenta la facilidad que tenía para halagar, incluso con pareados, a la gente y sin ninguna vergüenza.
Mientras yo pensaba en lo reconfortante y cálido que sería que alguien me amara tanto como para bailar conmigo todas las noches en las que no pudiéramos pegar ojo como los humanos enamorados hacían y en lo decepcionante que era ser un ser con pocas probabilidades de sobrevivir y vivir como un humano en una casita a la orilla de una playa con la persona a la que amara, ya fuera mi mejor amigo o pareja, ella comenzaba con sus preguntas. De verdad que debía aprender a concentrarme en las cosas importantes y no estar en las nubes y ser tan dramático, pero no sabía cómo y me encantaba.
- ¿Desde cuándo llevas siguiéndonos y por qué no nos has atacado antes? – preguntó Indra, con tono sombrío.
Dan tardó en contestar, su palidez era cada vez mayor y el color de su cuello se estaba tornando morado. Con voz ronca tartamudeó:
- Des... Desde... Desde- cerró los ojos con fuerza-. Desde que salisteis de Lisboa y no... no tuvimos señales de Te... Tesira.
- Has tenido días y momentos oportunos para acabar con nosotros sin dificultad. ¿Por qué no lo hiciste? Quiero la verdad- exigió saber el invierno.
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QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADA
FantasíaCuatro estaciones. Cuatro elementos de la naturaleza. Un mundo contaminado y una humanidad en vías de extinción. Un ser misterioso que se esconde tras las sombras. El reloj gira en dirección contraria y se acaba el tiempo, pero ¿son ellos los que e...