CAPÍTULO 27

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Acis cumple uno de sus sueños




INDRA





- ¿Ahora qué pasa, Acis? – le pregunté, acercándome. Yo misma encontré la respuesta al ver muchísimos libros a través de aquel ventanal. Era el escaparate de una librería. Acis saltó y posó sus manos en mis hombros.

- ¿Podemos entrar? ¡Por favor, por favor! – me decía, dando brincos, impaciente-. ¡Por favor!

Puse los ojos en blanco y sonreí.

- Claro que sí- le contesté con ternura.

Acis ni siquiera me respondió. Voló hacia el interior de la librería como si se hubiera tomado más de tres cafés esta mañana y le hubiera durado hasta aquel momento, las ocho y media de la noche. Lo seguí y entré, cerrando la puerta tras de mí. Había una mujer detrás del mostrador. Me saludó con la mano y dijo:

- Buenas. Estamos a punto de cerrar y...

- Annyeonghaseyo- escuchó la mujer cuando dije "hola". Ella alzó la cabeza, me miró y frunció el ceño.

- ¿Eres de Corea?

- ¿Qué? – escuchó entonces ella. La mujer sacudió la cabeza y me observó desconcertada.

- Perdón... Acabas de... Acabas de hablar en coreano. Si te resulta más fácil hablar en esa lengua, puedo hablarla. O... Bueno, sé hablar inglés también y mejor.

- ¿Qué? No... No, no hace falta... Yo ya hablo su idioma. Estoy... Estoy hablando su idioma.

Nos quedamos mirándonos, las dos igual de confundidas. El silencio se hizo incómodo hasta que la señora rompió el hielo.

- Ese chico que acaba de entrar... - comentó.

- Es mi amigo. Está loco por los libros. Quería hojear y... ¡Acis, deja de ser tan raro! Perdón... Se había puesto a oler las páginas de un libro de ahí- me puse colorada de la vergüenza.

La mujer rompió a carcajadas.

- No pasa nada. Es normal. Los libros de esa zona son nuevos. Supongo que será un gran lector...

- Sí- afirmé-. Un lector y más cosas. Pero dejémoslo en lector.

- Cuando mi hija era pequeña también le gustaba mucho leer. Se pasaba el día con la cara metida en los libros. Ya sabes, hay más aventuras en ellos que en la vida real, y puedes escapar a un mundo precioso o terrible. Según tus gustos- sonrió con cariño. Yo me reí.

- Estoy muy de acuerdo. Bueno, yo no leo mucho, no tengo tiempo y...

- Ya veo...- me observó, analizándome de arriba abajo-. Oye... ¿Os encontráis bien? ¿Tenéis problemas o...?

- No, no, estamos bien.

- ¿Segura? ¿Queréis ropa limpia? Vivo en el apartamento de aquí arriba, subiendo esas escaleras del fondo. Seguro que mi hija puede recomendaros algo. Se ha pasado por la ciudad, tiene mucho trabajo- nos sonrió ampliamente.

QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora