CAPÍTULO 26

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Valiente




INDRA





Caí de rodillas, llevándome las manos al rostro, mientras mis lágrimas corrían con descontrol sobre mis mejillas. Me había intentado contener durante toda aquella escena. Se me había hecho muy difícil, pero lo había conseguido. Por una parte, me sentía orgullosa, por otra, como un monstruo.

Mis brazos, mis manos, mis dedos, todos ellos se habían cubierto de escarcha. Y sentía que parte de mi rostro también, porque tenía las pestañas medio congeladas. Por no hablar del cabello, en el cual los mechones del flequillo se me habían tintado de un color blanco puro.

Nos habíamos alejado de todas aquellas rocas que Acis decía que constituían un hermoso anfiteatro y me había derrumbado ante un escaparate de una tienda de disfraces para niños.

Acis se arrodilló delante de mí.

- Perdón, Acis, perdóname- sollozaba-. Estaba furiosa, me he pasado. Tenías razón. He utilizado mis poderes sin pensarlo y ahora mira- le enseñé mis manos heladas-. Que me perdone la Madre Naturaleza por lo que le he hecho a ese chico, porque no sé quién me va a perdonar si no. Pero me hizo sentir tan mal conmigo misma en aquella celda. Me sentí tan idiota al saber que aquella Vianey era en realidad un secuaz de Caín, y me sentí tan culpable cuando te sacaron tan malherido de allí. Debí de haber luchado, debí de haber...- intentaba explicarme, aunque sabía que lo que había hecho había sido tan horrible como lo que me había hecho Dan hacía unos pocos días. Acis cogió mis manos-. ¡¿Qué haces?! ¡La escarcha se extenderá sobre tu piel, no seas...!

- Oye, Indra. Me da igual- se encogió de hombros. Su dedo gordo me acarició el dorso de la mano mientras sobre su piel se extendía lentamente la escarcha-. Con el calor que hace se derretirá en nada... Ehm, escucha. Tenías todo el derecho a estar enfadada, de hecho, yo también debería de haberlo estado, pero ya sabes, voy un poco a mi bola... Lo que quiero decir es que has conseguido información y le has dado su merecido. No lo has matado y, en verdad, quedará libre en poco teniendo en cuenta los grados que hace en este lugar, por todos los dioses- se limpió el sudor de la frente con el hombro para no tener que soltarme las manos-. Yo te perdono y seguro que la Madre Naturaleza también. Y no creerás las risotadas que se pegará Felipe cuando oiga lo que has hecho- se rio él. Consiguió hacerme sonreír levemente-. Has sido muy valiente. En serio.

- Gracias- respondí con un hilo de voz-. Sí que lo he sido.

Los dos sonreímos. Sin embargo, a mí se me borró rápido la sonrisa.

- ¿Qué vamos a hacer con el guion? – pregunté-. ¿Cómo podían el Jefe y Caín saber incluso antes que nosotros lo que íbamos a decir?

- No tengo ni idea.

- Y lo de la primavera... Está despierta, pero inconsciente. ¡Es la misma información que teníamos antes sobre ella!

- Puedo utilizar mis poderes y así seguir nuestro camino hasta encontr...

- Y Dan vigilándonos, siguiéndonos, espiándonos. Tenía órdenes de no perdernos de vista. Creo que el Jefe quería ver que todo iba según lo planeado. ¿Y si él ya sabe que estamos buscando a la primavera? ¿Sabe todos nuestros movimientos, entonces? ¿Cómo?

QUIEN HACE CRECER LAS FLORES || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora