Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)

Capítulo XLV

Piper

Intenté abrir mis pesados párpados pero pronto me di cuenta de que iba a ser una tarea imposible de realizar. Mi cabeza latía dolorosamente; casi podía escuchar cada palpitar como si me estuvieran dando martillazos en el cráneo. Mi boca se sentía seca y mi lengua estaba incómoda dentro de ella, como cubierta de arena. Murmuré con desagrado ante la horrorosa sensación que tenía por todo el cuerpo...

"Estás resacosa..." Dijo aquella hermosa voz que podría reconocer más allá de la muerte. Sentí el frío de sus labios posándose suavemente sobre mi mejilla "Bebiste demasiado vino anoche" Su aliento fresco me trajo un alivio momentáneo

"Alex..." La llamé agonizante, como si estuviera muriendo, causándole una ligera risa...

"Lo siento mucho Pipes...se te pasará pronto, te lo prometo" Me garantizó con ternura "Sólo tienes que beber mucha agua y comer algo...te apetece desayunar?" Por primera vez en mi vida, la mención del desayuno me provocó náuseas

"No..." Negué miserablemente. No habría podido aguantar un solo bocado sin vomitar...

"Al menos bebe un poco de agua" Insistió, dándome la vuelta por los hombros, ya que me encontraba boca abajo. Me giró con gran facilidad, como si fuera una muñeca de trapo. El simple movimiento me generó una punzada penetrante en el centro de mi cabeza...

"Auch..." Me quejé cerrando los ojos con fuerzas. El mundo entero se balanceaba bajo mi cuerpo

"Aquí tienes...agua fresca..." Pasó su mano por debajo de mi cabeza para ayudarme a incorporarme y trajo el vaso hasta mis labios. Tenía razón; tan pronto bebí el primer sorbo, el vital líquido calmó la desagradable sensación en mi boca, así que comencé a beber casi con desesperación "Mejor?" Preguntó cuando me acabé todo el vaso. A través de mis párpados entornados pude ver el fantasma de una sonrisa en su rostro. Me molestó un poco su aparente buen humor frente a mi miserable estado. Era ella quien me había hecho beber todo ese vino...

"No...no me siento mejor..." Contesté malhumorada "Es tu culpa..." La acusé con resentimiento cerrando los ojos de nuevo...

"Mi culpa?" A pesar de mi rudo tono, ella seguía hablando alegremente "Tu pobre tolerancia al alcohol no es mi culpa" No podía verla en ese momento, pero resultaba bastante fácil imaginarme su perfecta sonrisa de disfrute

"Voy a morir..." Espeté, queriendo vomitar toda el agua que acababa de beber

"No vas a morir..." Refutó tiernamente, dejando atrás su tono jocoso. Comenzó a peinar mis cabellos con sus dedos y siguió hablando con suavidad "Lo siento, de acuerdo?" Dijo arrepentida "Te prometo que más nunca te haré beber de esa forma" De inmediato me sentí culpable por haber sido tan antipática con ella, echándole la culpa de mi condición. A ciegas, busqué una de sus manos con la mía y le di un sentido apretón "Significa esto que estoy perdonada?" Preguntó tentativamente. Hice un esfuerzo por abrir los ojos, e incluso la poca luz que siempre había en aquél lugar me encandiló. Ella estaba sentada en el borde de la cama y me observaba atentamente desde arriba con una mueca contrita esperando mi perdón...suspiré a modo de rendición

"Qué otra opción tengo?" Qué fácil era para ella socavar mi determinación. Sus labios, que hacían un adorable puchero rápido se desdibujaron en una sonrisa triunfal. Se inclinó hacia mí y plantó un tremendo beso en mi boca que erradicó por un momento todos los pesares que llevaba encima...

"Estarás bien si te dejo sola?" Preguntó de la nada cuando el beso hubo terminado

"Sola? Por qué?" Repliqué confundida y entonces me percaté de su atuendo. Llevaba su ropaje habitual para patrullar por el bosque. Era verdaderamente necesario que se fuera a patrullar ese preciso día?