Capítulo IX

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Alex

Me obligué a desaparecer de su celda antes de cometer alguna estupidez y me dirigí a mi habitación. Por lo general, no me resultaba nada fácil contener la ira y bajo esas circunstancias, cuando la rabia me cegaba por completo, podía ser capaz de lo que fuera...incluso podía haberle arrebatado la vida en un abrir y cerrar de ojos, pero no...no le daría el placer de acabar con su vida tan fácil ni tan rápido...

"Prefiere morirse de hambre antes que cenar conmigo" Repetí sus palabras en voz alta. El repudio con que las había entregado fue lo que más me había afectado; casi se sintió como una bofetada en la cara, humillante y dolorosa. La furia que avivó en mí era tan poderosa que ni siquiera supe cómo había sido capaz de controlarme para no hacerle daño cuando entré a su celda para enfrentarla de cerca. Su desprecio despertó la parte más oscura de mi ser, esa que tanto me costaba mantener domada y que siempre permanecía latente pero llevaba mucho tiempo dormida. Quería que sufriera y que su estancia en las Tierras Sombrías se hiciera insoportable; si ya me odiaba, sería mejor que se preparara para lo que le vendría. Lo haría lento pero sin tregua, dejándola sólo con dos opciones...rogar por clemencia o morir...  

La bestia reprimida se salió de control inesperadamente. Comencé a destrozar todo lo que estuviera a mi alcance. Lancé botellas a través de la habitación; adornos, lámparas, ornamentos...todo lo hice añicos contra las paredes. Arranqué y rasgué las cortinas de terciopelo de cada ventana y volqué la pesada mesa de madera donde tomaba mis comidas, que fue a parar al lado opuesto de la gran habitación de la fuerza que empleé; detrás de la mesa le siguieron las sillas...

"Alex!!!" Nicky me gritó a través de la puerta, su voz estaba amortiguada por la madera gruesa y por los ruidos de los objetos que seguía destruyendo "Qué ha pasado?" Insistió mientras que yo Intentaba entrar en razón concentrándome en la voz de Nicky, pero la rabia me carcomía por dentro y no fui capaz de apaciguar mi ira 

"No entres Nicky!" Le advertí con severidad, por miedo a lastimarla por accidente "Hablo en serio..." Me vi forzada a añadir por si acaso, con un tono que no era propio en mí cuando me dirigía hacia ella

"No te tengo miedo" Dijo con confianza, aunque por primera vez en su vida no se atrevió a abrir la puerta sin permiso "Vamos Alex...por qué no me cuentas con calma qué demonios ocurrió?" Intentó calmarme 

"Lárgateeeee!" Rugí con todas mis fuerzas reventando una lámpara contra la puerta

Debió haber captado el mensaje porque después de aquello no escuché más su voz. Mis manos temblaban incontrolablemente deseando destruir algo más mientras mis ojos buscaban algún objeto que hubiera quedado ileso ante la destrucción, pero ya no quedaba nada más para quebrar. Satisfecha con los estragos causados, me permití un par de segundos para admirar las consecuencias de mi cólera, pero de pronto me embargó una sensación de vergüenza. Una risa gutural e histérica estalló en mi interior porque toda la situación me pareció enormemente absurda e hilarante; cualquiera diría que tras tantos años de existencia había llegado a perfeccionar el arte del auto control...Quién diablos es ella para provocar esta reacción en mí? Para hacerme perder el control de esta manera?  Me pregunté avergonzada por mi reacción desmedida...No es nadie...una simple mortal...completamente reemplazable. Respondí con desprecio...De verdad Alex? De verdad podrías reemplazarla?  Caí en un debate interno, recordando que hace un momento había incluso considerado que me gustaba...

"Pues que se vaya al maldito infierno!" Exclamé pateando un trozo de cristal que no sabría identificar a qué objeto había pertenecido... 

Me propuse que desde ese momento haría como si estuviera muerta, como si nunca hubiera existido. Le ordenaría a Sylvie que la mantuviera lejos de mí...que la pusiera a trabajar a horas en las que fuera imposible toparme con ella. No quería verla de nuevo; no me gustaba sentirme fuera de control y ella parecía tener demasiado efecto en mí. Poco a poco fui retomando el control sobre mi parte más oscura y primal. Tomé una silla que estaba volcada en el suelo y la puse en pie para arrojarme sobre ella, sintiéndome derrotada. Dejé que el silencio me calmara por un buen rato... 

Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora