Capítulo XXXV

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Piper

Extendí mi brazo todo lo que pude sobre la cama buscando a ciegas el familiar frío de su cuerpo. Abrí los ojos desorientada cuando mis dedos no la encontraron; su lado de la cama estaba vacío. Se me escapó un gruñido de decepción por su ausencia pero inmediatamente me tranquilicé al pensar que seguramente habría ido a la cocina para buscar el desayuno como ya se había vuelto habitual. Aproveché los minutos de más que me quedaban en cama esperando su regreso y me acurruqué en el calor de las mantas. Fue entonces que noté mi cuerpo entero adolorido. Mi piel estaba bastante sensible y hasta las suaves sábanas parecían molestarme. Estornudé potentemente y una punzada de dolor me penetró en la cabeza "Ouch..." Musité y percibí otras señales que me hicieron caer en cuenta de que indudablemente me había resfriado; tenía la nariz congestionada y mi garganta estaba seca y lastimada "Oh nooo..." Protesté; odiaba enfermar. Por mi mente pasaron todos los eventos del día anterior que seguro me habían causado el resfriado. El aire frío de la mañana, la lluvia que nos alcanzó antes de llegar al castillo, las cosas que luego hicimos en la cama junto con todas las horas que pasé con ella enteramente desnudas; no podía lamentar esa última parte, y si un resfriado era la consecuencia, pues que así fuera. Sólo el recuerdo de la noche anterior me hacía sofocar; no sabía cómo la miraría a la cara cuando volviera con el desayuno...

Esperar acostada era la mejor opción ya que estaba menos dispuesta a abandonar la seguridad cálida de la cama, pero los minutos pasaron y ella nunca se apareció con el desayuno...Qué raro...usualmente no le tomaba tanto tiempo ir a la cocina. Tras esperar otro momento decidí levantarme, con algo de esfuerzo porque me sentía debilitada, pero su prolongada ausencia sin explicaciones comenzaba a ponerme nerviosa. Al incorporarme y mirar a mi alrededor, mis ojos se fijaron en el papel amarillento sobre la mesita de noche, con mi nombre escrito con la más perfecta caligrafía...Piper...Mi corazón se hundió ya temiendo lo que diría. Cogí el papel y lo desdoblé para leer lo que decía en su interior...

Mi dulce Pipes,   

He tenido que irme muy temprano. Tengo responsabilidades que no puedo seguir eludiendo por más tiempo. Lamento haberme ido sin despedirme y sin despertarte a besos, pero no tuve el valor de interrumpir tus sueños. Estaré contando los segundos que quedan para volverte a ver...

Tuya,

Alex

P.D.: Bebe el vaso de agua, te ayudará con el dolor de cabeza...

Me sentí completamente desolada al saber que probablemente estaría afuera todo el día. Seguro tenía muchas cosas por hacer; tontamente se me nubló la vista con lágrimas. No me sentía muy bien y lo único que me hubiera hecho sentir mejor era ella...y me dejó sola!...pensé con un poquito de enfado, pero estaba enferma y hubiera dado lo que fuera por sus mimos. Tras mi inicial y nada razonable enfado completamente mal dirigido hacia ella por dejarme sola, entré en razón y entendí que no era justo estar enfadada con ella; no había forma que pudiera saber que iba a despertarme estando enferma, además, había estado descuidando su trabajo para pasar tiempo conmigo. Recompuesta, me dispuse a salir de la cama. Me senté en el borde sacando los pies al aire frío de la mañana, aunque mi torso seguía envuelto con las numerosas sábanas y mantas; el movimiento casi me hizo estallar la cabeza. Recordé sus palabras en la nota...Bebe el vaso de agua...me pregunté cómo demonios sabía que me iba a doler la cabeza tanto como para haberme dejado indicaciones para beberme el vaso de agua que estaba junto a la nota. No cuestioné su consejo y me bebí el agua en copiosos tragos; el alivio fue considerable. Me quedé un momento más así, con las piernas colgando fuera de la cama hasta que me armé de valor para terminar de ponerme en pie. Me llevé las sábanas conmigo en el proceso de ponerme en pie y caminar hasta los cajones de ropa para buscar algo apropiado que ponerme. Noté el fuego de la chimenea bastante avivado, lo que me hizo sospechar que ella había tenido el detalle de echar más leña al fuego antes de irse; saber que siempre estaba tan atenta a mis necesidades me sacó una sonrisa fácil. 

Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora