Capítulo III

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Alex

Tras ser expulsada por el Rey tan rudamente, lo más lógico hubiera sido regresar a mi castillo, pero como el mismo monarca había dicho, yo no era más que una entidad malvada que se alimentaba del sufrimiento de los demás, y en ese momento, el sufrimiento inundaba cada rincón de aquel reino. Sólo tenía que esperar el momento adecuado; si era paciente, quizás esa noche podría lograr cerrar un buen trato con algún alma desesperada. Así que vagué por los inmensos pasillos repletos de personas corriendo de un lado a otro, mientras pasaba desapercibida ocultándome entre las sombras; la gente nunca cuestionaba las sombras.

Lo que no esperaba era sentir la plegaria tan pronto y como siempre, me manifesté ante mi solicitante sin retraso. Me encontré en una habitación bastante elegante, ligeramente iluminada por el suave resplandor de las velas y por la luz de la luna que se encontraba en todo su apogeo. Miré a mi alrededor y me tomé la libertad de tomar asiento de forma relajada en un gran sillón, cruzando mis piernas casualmente y posando mis brazos a ambos lados del mueble. Percibí la delicada silueta de una mujer, a quien reconocí inmediatamente a pesar de estar de espaldas; se encontraba contemplando el caótico panorama a través de un gran ventanal. Su cabello dorado estaba recogido en un moño algo suelto, del cual escapaban mechones rebeldes para caer sobre sus hombros desordenadamente... 

"Esperaba recibir una llamada..." Dije suavemente pero lo suficientemente alto como para ser escuchada; la joven se dio la vuelta sobresaltada, dejando escapar un suspiro de puro susto, llevándose una mano hasta su pecho "Pero definitivamente no esperaba que fuera usted quien requiriera mis servicios..." Le dije, enormemente complacida de que hubiera sido ella "Es un placer verle de nuevo..." Comenté educadamente  

"Es que siempre aparece sin avisar?" La princesa preguntó claramente irritada por haber sido tomada por sorpresa. Bajo el haz blanquecino de la luna, sus ojos azules parecían destilar luz propia "Podía al menos tocar a la puerta o algo por el estilo...y no le he invitado a tomar asiento..." Su imperioso comportamiento me hizo sonreír fácilmente...La princesa tiene garras...pensé extremadamente entretenida

"Le ruego que perdone mis pobres modales, Alteza" Era una disculpa vacía, sólo entregada para seguirle el juego a la princesa "Usualmente no tengo el placer de tratar con personas de su rango..." Me puse en pie y me enderecé antes de inclinarme a modo de reverencia en un acto de falso respeto

"Disculpas aceptadas" La joven princesa dijo arrogante con el mentón en alto; tuve que contener la risa de mofa, porque ella claramente no se había dado cuenta de que le estaba tomando el pelo con mi falsa disculpa "Supongo que sabe por qué le he llamado" Continuó hablando, directa al grano

"Me atrevo a decir que tiene algo que ver con los miles de enemigos cruzando la última línea de defensa de su ejército...y, como su padre, pretende salvar al reino de su certera desolación" Hablé con ironía "Me equivoco?"

"No..." Me dio la razón "Y quizás mi padre no estaba dispuesto a pagar el precio, pero yo si lo estoy"

"Lo está?" He de admitir que la convicción en sus palabras me sorprendió

"Si, lo estoy...así que, adelante...haga lo que tenga que hacer conmigo" Dijo osada, dejándome perpleja

"Que haga lo que tenga que hacer con usted?" Repliqué confusa...

"Yo soy el precio, no es así?" Me respondió como si aquello fuera lo más evidente del mundo

"Bueno...sin duda alguna, podría usted resultar de gran valor para mí" Sonreí pícaramente imaginando todas las formas en que la princesa podía pagar el precio "Sin embargo...ese es el trato que hice con su padre, y usted no puede tomar su posición en la negociación" Le aclaré

Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora