Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)

Capítulo XLIV

Alex

A altas horas de la noche, cuando la oscuridad alcanzaba su máximo apogeo, era cuando mis sentidos más se agudizaban, a pesar de mi desmejorada condición. La endeble luz de la chimenea ya había acabado de sucumbir, consumiendo el último trozo de madera para extinguirse por completo, aunque el calor que proveía aun persistía en los restos de las cenizas. A esas horas, en la oscuridad y silencio más absolutos, me encontraba como pez en el agua. Hacía ya mucho tiempo que había aceptado a la oscuridad como parte innegable de mi ser, o quizás era al revés...yo pertenecía a ella, no sabría decirlo. Piper yacía dormida plácidamente a mi lado, con su mejilla ardiente presionada contra mi hombro mientras mi mente vagaba por los corredores de ciertas celdas. Con ella inconsciente, era más fácil olvidar las razones que me mantenían alejada de ese lugar. Por qué debía privarme del alivio que la muerte de un hombre malvado pudiera traerme? Debatí internamente incapaz de ignorar mis necesidades elementales, por muy oscuras que fueran. Cada día ella me hacía más débil; nunca había estado tan extenuada, tanto, que sus besos comenzaban a doler y hasta una tierna caricia suya podía llegar a ser una experiencia tortuosa. Entonces, qué se suponía que debía hacer? Quedarme de brazos cruzados mientras el avance de mi deterioro se hacía inexorable? Y luego, qué pasaría? Cuándo su amor me traería el último golpe fatal? En un día? Una semana? Un mes?...Eran demasiadas preguntas que no tenían respuesta. Lo único que sabía por seguro era que al menos la muerte de un despiadado criminal podía darme un respiro y comprarme algo más de tiempo...

A esas horas de la noche, cuando las sombras prevalecían en cada rincón, resultaba demasiado fácil rendirme ante mis oscuros instintos; no dudé en tomar una decisión. Escuché cuidadosamente su respiración y supe que estaba en lo más profundo de sus sueños. Con extremo cuidado, aparté su cabeza apoyada en mi hombro y me desplacé hacia un lado, poniendo una almohada bajo ella. Esperé un momento por si el movimiento hubiera interrumpido su sueño, pero al sentir su respiración constante me dispuse a vestirme rápidamente. Me puse mis habituales pantalones de cuero, una camisa sencilla y mis botas. La miré desde el otro lado de la habitación y sentí un profundo repudio hacia mí misma sabiendo lo decepcionada que estaría si supiera de mis actividades nocturnas...Lo siento...quise decirle y desaparecí

Me materialicé en el rellano de las celdas de la oscuridad, a la entrada, donde el guardia debería haber estado a esas horas, pero no había nadie...

"Estás haciendo lo correcto, Alex..." De pronto escuché y me paralicé. La voz en mi mente me había tomado por sorpresa después de haber estado callada por un largo tiempo...

"No lo hago por ti..." Repliqué con desprecio

"Lo haces por ella?" La voz inquirió sardónica. Casi hiervo al escucharle referirse a ella...

"Lo hago por mí!" Sentencié sonoramente, acallando la molesta voz

"Lady Vause..." Otra voz distinta vino desde atrás. Me giré hacia el sonido...

"Piscatella..." Saludé al hombretón que había aparecido inadvertidamente por una de las puertas. Tenía gesto de confusión y miraba nuestro alrededor como buscando algo...

"Hablaba usted con alguien?" Preguntó

"Ves a alguien aquí además de nosotros dos?" Contesté con irritación ante la tonta cuestión

"No...no mi señora...disculpe" Dijo nervioso, consciente de su impertinencia

"Cuántos hay?" Fui directa al asunto que me había traído allí

"Disculpe, mi señora?" Replicó atolondrado

"En la celda...cuántos hombre hay!?" Aclaré entre dientes, con la mandíbula apretada. No era momento para hacerme perder la paciencia, además tenía prisa por volver con Piper antes de que despertara y notara mi ausencia