Capítulo XXII

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Alex

Por favor...ven pronto...Rogué a la muerte para que terminara conmigo, pero aparentemente no iba a ponérmelo nada fácil. El dolor se volvió agonizante y no tenía pinta de que iba a acabar por el momento; nunca había sentido un dolor tan penetrante. En medio del aturdimiento, hice todo lo posible por buscar a Piper, pensando que si me concentraba en sentirla a ella podría salir poco a poco de las tinieblas en las que me encontraba...Respira...me ordené a tomar aliento por la nariz, registrando su esencia de inmediato. No podía estarme imaginando un aroma tan grandioso, así que al menos eso significaba que seguía en ese mundo. Me concentré en respirar su perfume, aferrándome a la vida...aferrándome a ella...

"Lady Vause?" Apenas advertí que la joven me estaba llamando; su voz me dio las fuerzas para volver a intentar recobrar el control de mis extremidades...Muévete...Seguí la instrucción y por fin mis brazos entumecidos salieron despacio del letargo, y progresivamente comencé a reconocer otras cosas además del dolor y de su aroma; sentí el calor de su piel que me consoló plácidamente. Mientras la sintiera yo seguía viva...

Me impulsé para subir por su cuerpo buscando amoldarme a él y que me brindara el desahogo que tanto necesitaba e hiciera mi dolor desaparecer. Arrastré mis labios apagados por su piel ardiente, volviéndome adicta a la sensación. Estaba completamente mermada; cuando llegué por fin a la altura de su pecho, mis brazos no pudieron soportar mi propio peso y me derrumbé sobre ella. No podía haber caído en un mejor lugar, justo encima de su corazón. Busqué escucharlo con más intensidad presionando mi oído contra su esternón, obsesionada con aquel sonido puro que con cada pulso me devolvía la vida, de forma lenta pero segura...Por qué me habría dejado la ropa puesta?...Lamenté al cabo de un rato pensando cuánto me hubiera gustado sentir su calor por toda mi piel. En algún punto, el dolor amainó y la calma reinó en todo mi ser mientras me dejaba arrullar por los latidos de su corazón que parecían ya bajo control. Podía haberme quedado allí por horas...

"Alex?" Su voz sonó más cerca esa vez; escucharla decir mi nombre causó una revolución en mi pecho que me hizo finalmente salir de mi sopor. Con un nuevo impulso renovado, me alcé para llegar hasta sus ojos. Era como mirar directamente el cielo azul "Lo siento...Lady Vause..." Se corrigió nerviosa

"No...me gusta Alex..." Le hice saber; apenas había recuperado la voz "Puedes llamarme Alex" Puedes llamarme como te dé la gana...Consideré mientras mis labios mansos le rendían reverencia a los suyos. Era tan afortunada de tener la oportunidad de probarlos de nuevo después de haber pensado hace unos minutos que mi final había llegado; no pude evitar preguntarme por qué seguía con vida. No es que me quejara por ello, y menos cuando tenía mi boca derritiéndose en la suya. Se estremeció abruptamente haciéndome poner fin al encuentro. En la calma que siguió nuestro acalorado encuentro y con su divina desnudez aún envuelta en el aire fresco de la noche y del que emanaba de mi propio cuerpo, sólo pude concluir que empezaba a sentir frío.

Me retiré de ella para coger las sábanas y arroparla hasta el cuello temiendo que se resfriara. Nunca me había parecido tan vulnerable como en ese momento. Se veía falta de sueño, y seguro el orgasmo que le había provocado habría terminado por sosegarla. Pensé que lo mejor sería dejarla descansar y decidí irme. Quién sabe lo que podría pasar si me quedaba con ella en esa cama y no quería volver a tentar a la suerte después de continuar con vida diría que de milagro. Aunque me había recuperado considerablemente, tenía una pesadez en el cuerpo que me debilitaba de forma notoria; había sido suficiente para ambas, por esa noche. La besé con una afección dolorosa, le deseé buenas noches y me retiré...

Me fui a mi habitación temporal y me dejé caer sobre el primer sillón que encontré a mi paso. Comencé a reflexionar sobre la extraña y potente experiencia que acababa de sufrir entre sus piernas; había tenido la certeza de que mi final había llegado, sin embargo allí estaba yo, algo estropeada, pero seguía formando parte de ese mundo...por qué? Si me había rendido por completo a ella. Quizás se trataba de un proceso lento; la oscuridad era demasiado poderosa como para simplemente desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Pero cual fuera el poder que la joven tenía en ella, también era bastante potente. Sólo tuve que recordar el dolor y lo incapacitada que me había dejado, física y mentalmente, para saberlo.

Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora