Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)

Capítulo XXXIX

Piper

Estaba de pie en medio del bosque yermo, entrecerrando los ojos luchando por ver algo, lo que fuera, en la oscuridad agobiante. Escuché algo moverse entre las ramas muertas. Di vueltas con el corazón en la boca buscando el sonido...

"Alex?" Pregunté con voz firme para aparentar calma, aunque estaba aterrada. Vislumbré una sombra moviéndose velozmente entre los árboles. Cuando se detuvo, noté la pálida tez, tan nívea que parecía la misma luna. Mi corazón se calmó de inmediato sabiendo a quién pertenecía aquel rostro de blancura tan inmaculada "Alex..." Suspiré aliviada

"Qué estás haciendo aquí?" Preguntó con voz profunda "No deberías de estar aquí" Me reprimió con severidad

"Estaba...estaba buscándote" No sabía ni siquiera cómo había llegado hasta allí...

"Tienes que irte...de inmediato!" Su tono ansioso me puso alerta. La forma en que me hablaba, ruda y distante, no era propia de ella y distaba mucho de la ternura con la que siempre se dirigía a mí. Supe que algo iba mal

"Alex...qué pasa?" Anduve un par de pasos hacia ella...

"Aléjate!" Rugió. Mis piernas se paralizaron y no quise contradecirla "No quiero que me veas así...no quiero hacerte daño" Espetó arisca. Pero debajo de sus formas hoscas podía sentir una profunda vulnerabilidad. Quise acercarme hacia ella y mostrarle que no estaba dispuesta a irme

"No me harás daño" Dije con toda seguridad resumiendo mis pasos, aunque mantuve la cautela. Ella me observaba atenta y me dejó acercar un poco más. Ya a escasos pasos de alcanzarla, lo suficientemente cerca como para identificar sus gestos, con voz fría pero con una tristeza infinita plasmada en su rostro me dijo...

"Sí...lo haré" Sus palabras me helaron la sangre y los vellos de mis brazos se pusieron de punta. Me detuve en seco y mi corazón palpitó lleno de miedo ante su advertencia, sabiendo que era real. La mente me gritó que corriera en la dirección opuesta a ella y mi cuerpo casi obedece la orden, pero mi corazón estúpido no quería dejarla, y me rogó para quedarme con ella sin importar qué pasara

"No...no me importa" Murmuré temblorosa "Ya te lo he dicho...no dejaré que vuelvas a perderte" Me mantuve firme en mi decisión absolutamente convencida de que podía controlarla. Una sonrisa sardónica se formó en sus perfectos labios y por un momento no reconocí aquel rostro lleno de malicia

"Ya es tarde para eso..." Dijo burlona, despreciando mis intenciones "He estado perdida por siglos" Aquello me dejó el alma desahuciada, sin esperanzas. Me dio una mirada de lástima, como si sintiera pena por mí, y se dio la vuelta para comenzar a alejarse y fusionarse con la oscuridad que nos rodeaba, dejándome a solas...

"Alex..." Entonces sentí verdadero pánico "Alex, no te vayas!" La llamé y corrí tras ella desesperada por retenerla, pero ni siquiera sabía a dónde había ido "Aleeeex!!!"

Grité sin parar su nombre y seguí corriendo, tambaleándome entre los troncos. No dejaba de tropezar con las raíces centenarias, hasta que caí de bruces estrepitosamente. Respiré profundo para recobrar el aliento tras el golpe de la caída que me había hecho expulsar todo el aire contenido en mis pulmones. El olor corrupto me invadió la nariz y la boca...olía como un matadero. Con esfuerzo, intenté ponerme en pie, apoyando mis manos contra el suelo. Mi mano derecha palpó algo suave y carnoso, y mis dedos en seguida se sintieron pegajosos. Traje mi mano hacia mi rostro para examinar la sustancia; al esnifarla de cerca, reconocí el olor a sangre. Del susto, me puse en pie como una flecha y me apoyé contra la corteza áspera del tronco más cercano. Mis ojos comenzaban a adaptarse a la oscuridad y comencé a percibir formas y sombras. Entonces vi lo que tenía ante mí; parecían fardos desperdigados sobre el terreno como sacos de harina o granos, pero aquello no eran sacos...eran cuerpos inertes, personas sin vida...