iv. cuatro

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⧼ 𝐋𝐀 𝐌𝐔𝐂𝐇𝐀𝐂𝐇𝐀 ⧽

⸻ capítulo cuatro: entre sedas ⸻

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capítulo cuatro: entre sedas

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TRAS LA PARTIDA DE su hermana menor, la vida de Dione se sumió en un borrón de acontecimientos rápidos y precipitados.

En su familia, nadie parecía recordar el verdadero motivo de la marcha de su hermana; según ellos, Feyre estaba visitando a una tía inexistente de apellido Ripleigh que estaba muy enferma, y ni siquiera un ápice de lo que había ocurrido verdaderamente parecía brillar en sus ojos despreocupados.

Apenas tres días habían pasado cuando Dione se embarcó en una exploración hacia los límites de las tierras mortales con la promesa que había hecho profundamente pegada al corazón.

Con la alforja fuertemente ajustada a su pecho y espalda, la joven de ojos bicolores se deslizó fuera del pequeño cuarto que compartía con sus hermanas y llegó al salón. La imagen de su padre envuelto en las mantas en el pequeño sofá familiar fue lo último que percibió de su hogar antes de cruzar el umbral de la puerta. No obstante, una mano sobre su antebrazo detuvo el avance en un movimiento brusco.

-Nesta...-murmuró la mayor al ver a su hermana.

Nesta parecía haber despertado de un sueño profundo, pero sus ojos estaban más llenos de claridad de lo que habían estado en los últimos días tras el asunto con el inmortal.

Dione no pudo evitar fijarse en cómo su hermana se las arreglaba para estar preciosa en cualquier momento del día, incluso ahora, con el cabello revuelto y la mirada opacada por el sueño.

Tras varias respiraciones entrecortadas, la más joven miró a la mayor, la mano todavía envuelta en torno a su antebrazo. El frío la despertó.

-Lo recuerdo... Recuerdo todo, Dione.

Un escalofrío recorrió la espalda de la chica ante las palabras de su hermana. Algo parecido al alivio la llenó al ver que ya no estaba sola.

-Vas a buscarla, ¿no? -preguntó Nesta al notar la vestimenta de su hermana. Algo dentro de ella se agitó, el miedo le supo amargo bajo la lengua.

La falta de respuesta fue indicación suficiente para la estoica Nesta Archeron.

-Déjame ir contigo -pidió, no exigió como siempre solía hacer.

Dentro de ella, Nesta sabía perfectamente que aquel viaje era cosa de su hermana mayor, y que ella se negaría rotundamente a dejarle acompañarla. Pero esperó, rogó con su alma, que accediese.

-No.

Aquello fue decisivo. Contra su hermana mayor, ella se convertía en una mera niña.

Nesta amaba y admiraba a su hermana, siempre había sido así. Tan solo se llevaban un año de diferencia, pero en su presencia, ella siempre lograba sentirse minúscula e inútil.

Crescendo Inmortal║ 𝐚𝐜𝐨𝐭𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora