xxxvii. treinta y siete

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INOCENCIA SANGRANTE

⸻ capítulo treinta y siete: principios del azar ⸻

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capítulo treinta y siete: principios del azar

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FEYRE Y DIONE estaban discutiendo.

Mientras Nesta se había refugiado en la tienda con la cabeza entre las manos sumida en un silencio mortal, las dos hermanas restantes habían decidido desatar sus emociones la una en la otra. El rostro de Feyre estaba enrojecido, sus mejillas llenas de furia que Dione no hacía más que recibir y devolver.

-¡Por supuesto que no puedes venir! -exclamó Feyre, manteniéndose firme contra el huracán que era Dione-. ¡No lo permito, como tu Alta Dama!

-Cuida esa lengua, Feyre -se defendió la mayor, mortalmente afilada-. Tus títulos no importan nada aquí. Debería darte vergüenza siquiera sugerirte sobre mí en una situación como esta.

Feyre quiso gruñir. Estuvo a punto de hacerlo de no haber sido por la extraña energía que cubría a su hermana mayor. La había notado desde el primer momento en que la había visto fuera de la tienda. Una cosa oscura atada a sus hombros, casi visible, persiguiéndola, susurrándole al oído, observándola.

-Voy a ir, te guste o no.

-Me niego.

De haber sido espadas sus miradas, hubiesen caído en pedazos.

Dentro de la tienda, los demás discutían el siguiente curso de acción. Aún así, era obvio que todos ellos estaban escuchando la conversación de las dos mujeres afuera de la tienda, con Azriel y Rhysand en particular erizados hasta las alas ante la potencia que ambas estaban tomando en una simple disputa entre hermanas. Rhysand sabía que esas podían ser las peores. Nesta alzó la cabeza.

-Nunca le había gritado así.

-Dione es insistente, debería dejarlo estar -declaró la Portadora de la Verdad.

-Si lo deja estar que lo haga por su propia mano, no porque su hermana Alta Dama se lo obliga -rebatió Nesta con ojos llameantes dirigidos a Morrigan.

-Ya basta, no lograremos nada discutiendo -interrumpió el general, determinado-. Azriel, te habías ofrecido a ir a buscar a Elain.

El cantante de sombras asintió.

-La traeré de vuelta.

-Yo voy contigo.

Feyre entró en la tienda justo al acordarlo, seguida de una inquietantemente silenciosa Dione. No dijo una sola palabra, no miró a ninguno de ellos mientras se cruzaba de brazos cerca de una lámpara apenas brillante. Azriel tragó saliva al sentir el inconsciente entumecimiento del hilo.

Crescendo Inmortal║ 𝐚𝐜𝐨𝐭𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora