21

340 26 0
                                    

21

Colgué el teléfono de forma detenida con las manos temblorosas, al igual que mis labios que de repente estaban muy secos haciendo que doliese para voltear y encontrarme con los ojos oscuros de Liam claramente llenos de preocupación por mi rostro pálido y estado tembloroso. Se acercó cas corriendo hacia mí y me abrazó fuertemente haciéndome entender que todo a mí alrededor se estaba derrumbando. El dolor creciente en mi pecho impidió que pudiera respirar con normalidad, tampoco podía ni siquiera parpadear por las lágrimas que se estaban acumulando de manera veloz en mis ojos. Aquellos orificios verdes y brillantes ahora estaban ardiendo por el agua salada caliente por casusa de un dolor que no podía ni describir.

Todo pareció irreal.

-¿Qué ocurre?- Me preguntó acariciando mi cabello como un gesto paternal, sin embargo, yo no podía mantener el control de mis sentimientos, todos ellos estaban saliendo de mi cuerpo de forma rápida y sin poder evitarlo.

-La madre de Eugene está bajo arresto.- Lo miré a los ojos subiendo mi rostro para enfrentarlo y éste me limpió las lágrimas de los míos que ya recorrían mis mejillas calientes.

Apreté mis manos formando puños con ellas e intenté de abrir la boca lo más que pude para buscar aire, el gesto fue en vano. Me sentía mareada hasta tal punto que llegaría a desmayarme en este mismo instante.

-¿Por qué?- La confusión lo invadió, no obstante, se observaba de mejor manera la preocupación en sus ojos.

Estaba preocupado por mí mas no debería porque dentro de este juego yo era la menos afectada, la madre de Eugene estaba presa por hacer lo mismo que yo y mírenme, estoy sana y salva dentro de mi casa como si nada pasara, saliendo viva después de una limpieza inhumana para sacar a los considerados peligrosos para la nación, en donde, tenían que haberme metido en la misma lista pero no fue así.

Además, aun no entendía que porqué después de tantos años ahora tengan a Lydia bajo arresto cuando esa mujer era una profesional del arte de ocultar su más enorme secreto.

-Es que ella...- No iba a decir la verdad y aunque confiera en Liam, no era el momento de explicarle que estaba retenida por hacer las mismas cosas que yo.- No lo sé pero no pueden matarla.- Mis palabras costaban de entender.

Recibí un suspiro de su parte y se acercó más a mí, casi intentando de unir su cuerpo con el mío, como si deseara ser yo para de alguna manera quitarme este peso sobre mis hombro y el dolor en mi interior o por lo menos, compartirlo con él aunque eso fuera imposible, ya que él nunca sentiría lo que estaba sintiendo en ese momento.

-Todo estará bien, lo juro, no le pasará nada, no pasará nada.- Acarició mi mejilla mientras su mano izquierda acariciaba mi cabello desde atrás y yo solo asentí insegura con mi cara ardiendo.

-Necesito ir a verla.- Estaba desesperada, en serio lo único que pensaba era tener que ir corriendo a su lado pero Liam no pareció tener expresión en su rostro.

-Te llevaré a verla pero no quiero verte así, no me gusta, no pudo soportar verte llorando y sufriendo porque me siento vulnerable y sobre todo, inservible.- Apretó mi nuca para colocar mi mejilla contra su pecho duro y hacer sonidos con sus labios para tranquilizarme ocasionando que cerrara los ojos para intentar calmar mi pulso acelerado.

Salimos de nuevo de la casa para irnos en el auto y llegar en un parpadear a nuestro destino que parecía estar tan lejos que me desconcertaba. Nos bajamos para caminar rápidamente hacia las puertas del Edificio de Justicia, el cual era el responsable de hacer castigar a los pecadores o infractores de los reglamentos establecidos en Nayfur sintiéndome bien bienvenida por la estructura sabiendo que yo llevaba conmigo muchos "pecados".

2520 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora