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Observé como salía Eugene luego entregar el cuerpo de su madre a los científicos de Nayfur y el dolor junto con el enojo me hizo que tuviera que cerrar los ojos para intentar mantener la calma, lo cual, parecía bastante difícil en este nivel de mi vida.

Cada cuerpo que moría en esta nación, era entregado para realizar experimentos de ADN, ya que, desde muchos años atrás han realizado experimentos para buscar la manera de ser inmortales, es obvio que era una misión imposible pero la idea no desaparecía de la mente del gobierno sin importar los años que transcurrieran en busca de algo que nunca encontrarían. Tras leer muchos libros sé que ese es el ciclo de la vida y no lo podemos evitar, no podemos evitar el poder de nuestra creación, supongo.

No podemos evitar ser quienes somos.

-Eugene...- Me levanté rápido de mi asiento para acercarme mientras que Liam se mantenía en silencio mirando la escena.

Liam y yo habíamos establecido una relación mucho más estable en este momento, no solo por todo lo que pasaba a nuestro alrededor, sino que parecía que nos entendíamos ahora, como si los dos fuéramos la misma persona, lo cual, hace que admiremos nuestros asuntos privados y sobre todo, respetemos nuestras acciones. Todo mejoró con él, sin embargo, empeoró en todo lo demás incluyendo a Eugene y eso era lo peor que pude haber experimentado. De verdad es que me sentía abatida con nada más ver el dolor en los ojos rojos de mi ex novio.

-Rebecca... quiero estar solo.- Sus ojos estaban rojos e hinchados de llorar y en ese instante no deseé más cosas horribles a Niclot porque no podía pensar en cosas tan horribles como lo hacía aquel ser despreciable.

No quería que más personas sufrieran por culpa de ese dictador bárbaro.

Me partía el alma y corazón verlo de esa manera, lo amaba y no podía verlo sufrir porque yo sufría con él y ya ni siquiera tenía energía para sentirme peor.

-Es que...- Le quería decir todo lo que me había dicho su madre pero me arrepentí cerrando mi boca de golpe sabiendo que apenas decirle aquello ya lo estaría colocando en mucho más riesgo del que ya está al conocerme.

Al final, era un secreto entre las dos, sin importar que ella no estuviera aquí de forma física.

-Quiero estar solo.- Me dijo viéndome a los ojos y me sentí vulnerable e inservible, agregando que dolida al saber que ya ni siquiera podía ser un apoyo para el chico.

Yo solo quería tenerlo entre mis brazos y darle todo el amor que nunca desaparecería por él, hacerlo sentir mejor, sin embargo, en esta situación eso parecía irreal.

-Está bien...te entiendo.- Sabía que no me quería hablar porque seguro pensaba que era mi culpa que mataran a su madre porque casualmente sucedió cuando estaba con ella a solas.

Yo pensaba lo mismo para ser honesta, justamente cuando la fui a ver, muere ante mis ojos sin poder hacer nada, lo peor de todo, es que yo sabía a la perfección como se sentía tener aquellas ganas de desaparecer y estar solo, por eso, no insistí más.

Era lo mejor para él y no había otra cosa aparte de aquello que deseara para Eugene.

Vi como salía su padre y su hermana llorando de aquel edificio clonado de los demás, todo era tan idéntico que me confundía, el Edificio de Investigaciones Científicas Avanzadas de Nayfur era casi igual que el de asignaciones y el de justicia, todos con un estilo avanzado, minimalista y pulcro por la decoración blanca en cualquier lugar del establecimiento.

Me acerqué a ellos de forma lenta y reteniendo todo el aire en mis pulmones, lo que menos quería era que me rechazaran como lo había hecho Eugene, sin embargo, tenía la obligación, además de la necesidad de ofrecerles mi apoyo. Estos detuvieron su camino cuando vieron que estaba al frente de sus cuerpos. Eugene ya se había subido a su auto y se había marchado sin decir nada más y me incomodó que ni siquiera se despidiera de sus parientes lastimados aunque él estaba sintiendo lo mismo. Observé a Charissa directamente a los ojos, me di cuenta que el sufrimiento emanaba su espíritu y solo tenía ganas de ir corriendo para asesinar a Niclot por hacer llorar a una chica de quince años, tan dulce y vulnerable, sin la culpa de nada. Además de que vestía un vestido rosado como una niña de ocho años y eso la hacía ver más dulce de lo que era en realidad mas su rostro estaba tan roto que la imagen completa de ella era extraña y dolorosa para cualquiera.

2520 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora