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-Buenos días señorita Priston Klaes...- Saludó el presidente de Nayfur sin despejar sus ojos profundos de los míos causándome tensión en todo el cuerpo.

El señor Stevents Niclot.

El hombre tenía los ojos totalmente negros aunque claramente sus pupilas estaban separadas de lo blanco de los ojos; con cabellera del mismo color, de tez morena pero no muy pronunciada y sonrisa blanca. Perfecto como todo en el país refiriéndome al ámbito de los ciudadanos, aunque tuviera cincuenta años, parece de treinta y realmente era guapo, no obstante, su personalidad malévola lo convertía en una bestia total dejando de lado sus encantos físicos.

Niclot había llegado al poder hace unos treinta y cuatro años, era hijo del ex presidente del país llamado Cameron Niclot, aquel fue el hijo de quien inició hace más de cien años las asignaciones anuales de Nayfur llamado Cristian Niclot, todos son descendientes de la misma familia y apellido, la cual, han sido presidentes colocados por su propio familiar en el poder, que terminaban siendo hijo del mismo, ni siquiera las personas decidían a quien desearan como gobernante, así que esto será una cadena de familia.

Un despotismo sin escrúpulo.

Cristian Niclot entró al poder gracias a los votos de la población pero luego de que tuvo en el puesto que siempre deseó, cambió drásticamente, sus palabras de libertad y compromiso con la población se vieron nubladas por su idea de perfección extrema. Todos pensaron que era una idea genial e innovadora, ya que en esa época apenas había trascurrido un siglo desde el colapso mundial, además que las enfermedades, mutaciones estaban llenando al mundo de personas discapacitadas originando graves problemas económicos luego de un colapso y todavía no habían salido totalmente del hueco oscuro que los consumió anteriormente. Cristian llegó en el año dos mil trecientos noventa y seis con treinta años. Murió a los ochenta y tres años de edad, el poder fue remitido a su hijo mayor, Cameron con solo veinticinco años y siguió el legado de su padre en las asignaciones anuales de Nayfur y murió a los sesenta y siete años. Stevents vino siendo el segundo hijo de Cameron Niclot, debido a que su primogénito era de sexo femenino, no llegó al poder por la misma ideología machista que poseía la familia y Stevents tomó el mando posterior a la muerte de su progenitor y esa es la historia que nos lleva a la actualidad.

A una actualidad horrible.

-Buenos días señor presidente.- Hablé cuando el guardia salió de la oficina dejándome con los peores nervios que había sentido desde que tengo memoria. Tuve que desviar la vista sobre el guardia en marcha a ver si podía mantener los nervios controlados y después posar mi vista otra vez en el hombre con una sonrisa que me daban ganas de salir corriendo.

Me hizo una seña para que me sentara en la silla al frente suyo pero del otro lado del escritorio digital. Todo en esta oficina era de máxima tecnología. Antes de entrar a esta, tuve que decir mi voz y una máquina detectó mi identidad para evitar infiltrados u otros problemas relacionados con peligro para el presidente como si tuviera miedo de ser capturado por alguien, sin embargo, no entendía por qué aunque sé perfectamente que fuera de Nayfur las cosas estaban bien y no como las pintaba Niclot, no captaba quién podía venir a derrocar a Niclot, por ende a que han pasado demasiado tiempo desde que empezaron con este sistema alocado y nadie hizo nada desde afuera de Nayfur para evitar lo horripilante de la situación, así que no espero que lo hagan ahora.

Todavía tampoco comprendía como Nayfur era el único país en tener esta clase de régimen aunque Niclot nos quisiera hacer pensar lo contrario, yo sabía la verdad y la verdad era que nadie fuera de este país utilizaba las asignaciones anuales o todo lo que trae consigo el sistema pero los demás ciudadanos pensaban que era un sistema internacional.

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