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Todos los momentos con mi familia, con Eugene hasta con Liam llegaron a iluminar mi mente. Suspiré pesadamente para pensar mejor lo que estaba haciendo, sin embargo, seguir viviendo en una cárcel sería mi perdición. No lo soportaba, siempre fui una chica segura y fuerte, no obstante, ahora mi autoestima se encontraba por el suelo, no, enterrado bajo muchos metros en la tierra.

Mi hermoso regalo por parte de Niclot fue matar a personas que no tenían las cualidades que él quería en un humano, bueno, posiblemente no tenían nada de malo pero quería intimidarme. Matar a personas inocentes frente a mí fue la peor pesadilla que pudo darme y sé que ese hombre lo que quería era volverme loca y honestamente, lo estaba logrando porque mi cabeza comenzaba a palpitar haciéndome sentir fuera de lugar y con mis pensamientos alocados mi equilibrio mental se encontraba débil en este instante.

Lo que acaba de ocurrir era lo peor que pude imaginarme y no mentiré, de verdad estaba agotada en todo aspecto.

-¡Rebecca! ¡¿Qué haces?! ¡Detente!- Abrí mis ojos al escuchar su voz.

Me detuve al escuchar la melodía de su garganta saliendo por sus labios, sinceramente él era una de las pocas personas que lograban ese efecto en mi interior.

-¡Mira lo que han hecho...!- Mis ojos se aguaron y él se acercó a mi lentamente, yo aún apretaba la pistola en mi cien mientras los guardias hacían lo mismo desde algunos metros lejos de mí, me di cuenta que mi mano temblaba frenéticamente al igual que mis labios.

¿Acaso alguien podía entender el sentimiento y desespero que presenciaba ahora mismo? Nadie comprendía lo que se sentía que se vengaran de ti acosta de personas inocentes que ni siquiera te conocían y fueran asesinadas frente a tus ojos por ser el juguete de un desquiciado.

-Por favor... no dejes que esto te afecte. Es tu cumpleaños, no quiero que sea el mismo día de tu muerte. Piensa que tu familia, en Deo... en Aglaia hasta en Eugene, hazlo por ellos, por favor Rebecca, por mí.- Sus ojos marrones demostraban desespero.

Lo observé detenidamente detrás de las lágrimas en mis ojos y los suyos se estaban llenando del mismo líquido transparente, movió sus labios sin que saliera su voz de sus cuerdas vocales para que mi corazón latiera con otro sentido, no nada más por la adrenalina del momento, sino que tener a ese chico frente a mí con claro miedo de que terminara con mi vida originó algo en mi interior indescriptible.

"Esto es lo que quiere Niclot, no tienes que dejar que gane, por favor".

-Liam...- Apreté mis ojos y dejé que el arma cayera al piso haciendo un sonido seco contra el pavimento.

Y allí entendí que no podía darme por vencida, no podía dejar que aquel hombre ganara, no lo permitiría. Al mismo tiempo en que el arma sonó contra el piso, fue cuando mi corazón volvió a latir nuevamente después de sentir que se había detenido por minutos dándome cuenta de todas las miradas que yacían encima de mí con miedo, confundidas, ansiosas y otros sentimientos que no entendí en ese instante.

-Pensé que lo harías.- Se acercó un guardia a mi espalda llevando mis brazos hacia atrás de manera fuerte.- Niclot dijo que sería bueno que lo hicieras pero pienso que esto le gustara más, señorita Priston.- Lo observé de reojo e hice una mueca sintiéndome totalmente devastada, todas veces que me encontraba rota, no se comparaban con lo estaba sintiendo ahora mismo.

-¿Ahora a dónde voy?- Sentí una pequeña electricidad en mis muñecas y de repente no podía moverlas.

Me estaban tratando como una especie de trapo inservible e inhumanamente estaban violando todo mi espacio personal.

2520 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora