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Miraba los alrededores disimulando mi nerviosismo y mi miedo porque algo dentro de mí me decía que cualquier movimiento en falso, sería el inicio de una batalla frente a mí y eso no era una idea que me agradara.

-Que mal educada eres, ni nos miras a los ojos.- Niclot me llamó la atención haciendo que frunciera el ceño mordiendo mi labio interior con disimulo.

-Claro, agradécele a ellos dos.- Mis padres aún estaban de pie sin decir nada porque la primera cosa que me comentaran sobre algún tema, le sacaría muchas porquerías en cara para dejarlo en pena frente al mismo Niclot.

Algo que no deseaba hacer ahora pero necesario para que aprendieran a ser personas decentes y sobre todo apoyar a quien tienen que hacerlo, a su propia sangre, su hija.

-Qué jocosa estás el día de hoy.- Hizo una mueca.- Entonces dime... ¿Qué vamos hacer?- Lo vi a sus ojos oscuros.

-¿Qué es lo que quieres?- Le di mi mejor mirada desafiante.- Es obvio que no quiero que nadie muera inocentemente por un capricho de tu parte.

-Uno.- Ríe con malicia.- Quiero que me den de nuevo el acceso a los robots, también quiero que dejen a Nayfur tal y como estaba o sino, mataré a todos los que pueda, algo que ustedes no quieren.- El enojo se notaba en sus palabras y aunque me intimidaba un poco, no dejaría que me afectara en este momento, era más fuerte y nunca y Niclot no haría que esa Rebecca volviera a desaparecer.

-¿En serio piensas que cederemos? Niclot, tenemos meses sabiendo los de los sustitutos ¿Qué pensabas con ellos?- Reí en su propio rostro.- ¿Las mujeres tendrías hijos con máquinas frías sin sentimientos? Es asqueroso el solo pensarlo.- Observé la reacción de mis padres y se veían confundidos.- ¿No sabían? Obvio, siempre están perdidos de la realidad.- Y los miré con un poco de desprecio fingido porque no podía hacerlo de verdad, ya que, no era un sentimiento que sentía aunque una risa sarcástica se escapó de mis labios.

-Cállate, ese no es tu asunto, solo lo quise hacer para poder salvar al pueblo de Nayfur.- Sonreí parpadeando para que se diera cuenta que no creía nada de lo que me estaba diciendo.- Todo lo que hago es por el bien del país.

-Eso ni te lo crees tú, has dejado muy en claro que lo que menos te importan son aquellas personas.

-El sistema reproductor de los sustitutos está hecho con espermatozoides vivos, no mueren por una herramienta interna que ellos poseen y en el caso de las mujeres, tienen óvulos y todo el mecanismo de reproducción dentro de ellas, igual se mantienen vivas por la misma herramienta de mantenimiento, son como seres humanos de verdad pero no son en realidad aquello hasta las mujeres pueden amamantar tranquilamente.- Cuando dijo aquello sentí ganas de vomitar.- Nadie se daría cuenta de ello porque son técnicamente perfectos... ojalá lo seres humanos fuéramos como ellos.

Era lo peor que pude haber escuchado en mi vida, era como si esto fuera una película de terror de muy buena calidad del siglo veintidós.

-No lo puedo creer, es una idea repugnante.- Afirmé con asco.- Eso indica que quieres desafiar a la propia naturaleza con inventos que no tienen sentido alguno, ya que al final ellos solamente son máquinas que nunca podrán compararse con lo que un ser humano puede otorgar.

La imagen de alguien llevando la vida artificial retando a la naturaleza de una manera tan abrupta, era muy irreal y sobre todo, espeluznante y aunque horrible, maravilloso por llegar a crear tal tipo de cosas, sin embargo, en vez de usarla para algo bueno, lo usa para compartir con la vida misma y eso... terminaría mal siempre.

-Desafié a la vida, soy como un creador. El creador más poderoso de la actualidad, soy un genio en vida.- Sus ojos negros se iluminaron y yo respiré fuerte.- Nadie tiene ni siquiera el derecho de compararse con mi ingenio.

2520 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora