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El presidente Stevents Niclot volvió a subir a la tarima con una sonrisa mínima en sus labios, sin embargo, se notaba que le divertía la situación que estaba a punto de comenzar en ese preciso momento y las ganas de vomitar inundaron mi cuerpo aunque tuve que retenerlas. La sala estaba en silencio total, un silencio incómodo y pesado, como si estuvieran aun procesando la información que había salido de la boca de Timeus, no obstante, además del impacto ocasionado por el suceso que se presentaría a continuación, la tensión y miedo se sentían en el aire como una espesa neblina tóxica. Nadie se movía y supe que era por el miedo de que llamaran la atención y fueran las primeras víctimas de una alocada y cruel manera de buscar una solución irreal de un tema maligno, cada persona sabía quiénes eran los que serían asesinados frentes a nuestros propios ojos y aunque no fuera de forma literal, al solo llamarlos a la tarima, era una muerte pública.

Estaba al corriente que Liam y yo ya estábamos muertos aunque no hayan dicho nuestros nombres y marcados en rojo dentro de la lista de peligrosos para la nación pero simplemente no quería que le hicieran nada a mi familia, no me importa morir aunque no soportaría la idea de que mi familia sufriera por mi culpa.

Prefería morir mil veces de forma inhumana antes de ver a mi familia sufriendo las consecuencias de mis acciones.

-Diremos los nombres de las personas marcadas como peligrosas y cada una de ellas subirá para ser llevada al juicio de su condena dependiendo de los delitos que hayan realizado en el poco tiempo que ha pasado desde las asignaciones anuales de este año.- Cerré los ojos esperando a escuchar mi nombre de primero, apreté más la mano de Liam y aunque tenía miedo, no quería llorar porque realmente, no estaba triste. Sabía muy bien lo que me pasaría y ya lo estaba esperando de manera tranquila.- Aunque sean imperfectos algunos de ustedes, sus familias no tienen que ver con esto, no podemos condenar a inocentes por pecados de personas cercanas, ellos merecen ser perdonados si es que sabían de sus imperfecciones, así que no habrá castigo para sus seres queridos cercanos porque fue la única generación en tener tantas imperfecciones inesperadas.- Me sorprendió que dijera ese tipo de cosas.- Son toda una sorpresa de malas noticias.

El presidente decía cada nombre y un holograma gigante salía desde atrás, casi igual que en la asignación, la imagen aparecía diciendo toda la información personal del individuo en cuestión, todo idéntico al evento de las asignaciones pero esta vez, decía su delito a un lado para dejar claro el porqué de su llamado.

Las personas iban subiendo mientras lloraban sin parar, ni siquiera podían respirar porque siendo honesta, si mi garganta estaba contraída en este momento, las de esas personas estarían totalmente cerradas impidiendo su inhalación. Cuando llegaban por fin al escenario que parecía de una manera irreal un camino infinito, se lo llevaban con esposas en sus muñecas hasta atrás de la sala gigante y en algunas ocasiones de algunas personas que pasaron al escenario se escuchaban algunos gritos de horror o por lo menos, de súplica. Todos hacíamos lo que no escuchábamos nada, sin embargo, sé que los presentes de esta sala se daban cuenta del horrible rato que estaban viviendo esas personas inocentes, sobre todo, yo lo pasaba de igual forma porque nada más yacía esperando a ser nombrada para dirigirme a mi final y al mismo tiempo ver con mis propios ojos una injusticia inhumana sin poder hacer nada para ayudar a esos ciudadanos que merecían estar libres.

No me importaba lo que me sucedería al ser llamada a morir, no le iban hacer nada a mi familia aunque no me fio de ellos por completo y una pizca de duda existía en mi interior y no era nada raro porque si llegaban a este límite, podían hacer lo que sea después de matarnos con sus propias manos. Liam tenía mi mano apretándola sin aflojar un poco la fuerza, casi sentía que me la rompería si no me liberaba pero siendo sincera, no quería sentirme sola mientras mi muerte se acercaba por cada persona que subía a ese lugar. Me di cuenta que una gran parte de mi horror interno era el miedo que tenía al escuchar el nombre de Eugene para que subiera al escenario y aunque el chico no había hecho nada para merecer la muerte, él me había protegido desde hace años y eso era un gran pecado dentro de Nayfur.

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