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Mi vista estaba borrosa, apenas podía visualizar algunas manchas o sombras dentro de mi campo visual. Me senté quejándome del dolor de espalda, mis oídos dolían levemente pero un pitido se escuchaba sin parar causándome más dolor de cabeza, agregando un mareo por el mismo hecho.

-¿Liam...? ¿Deo?- Me levanté temblorosa y débil por mi situación actual.

Comencé a mover mis brazos intentando de encontrar algo para sostenerme, sin embargo, fue en vano, mi cuerpo se sentía como goma derretida y todo me dolía de manera débil aunque algunas zonas estaban más afectadas que otras, por lo menos mis oídos.

-Rebecca... ¿Estás bien?- Escuché una voz desde lejos y mis oídos dolieron más por el sonido grueso de su voz lejana.

-Sí, solo... me siento mareada y me duelen los oídos... ¿Dónde está Deo?- Mi vista aún no se encontraba de la mejor forma aunque podía ver su silueta grande y ancha, no obstante, no la de mi sobrino.

Eso me asustó mucho más.

-Lo acaban de llevar pero entré para buscarte.- Tomó mi mano fuertemente y comenzó a correr conmigo a su lado empujándome con una muñeca sin vida mientras que lo que hacía era intentar mantener su ritmo, sin embargo, fue muy complicado de hacer.

Mis piernas no respondían de la manera que deseaba y a veces sentía que me caería, mis oídos chillaban escandalosamente y estaba mareada por efecto del tímpano dañado. Mis oídos se encontraban doliendo y no escuchaba de forma clara, aun así, podía escuchar algunos disparos y gritos lejanos de desesperación que hicieron que mi pulso se acelerara anormalmente. El aire de afuera era una mezcla de muchos olores extraños desconocidos para mis fosas nasales y mi vista mejoró como si fuera un milagro porque de repente pude visualizar todo el desastre que estaba sucediendo en Nayfur, todo frente a mis ojos.

Había una nube blanca por todo el lugar que no dejaba ver todo con exactitud, mi nariz comenzó a picar, mi piel a arder y mi pulso a enloquecer por la adrenalina del momento, además del miedo de ver esta escena salida de alguna película de terror.

-¿A dónde vamos?- Tosí cuando pude hablar por la picazón en mi garganta sabiendo que era efecto del humo que nos rodeaba.

-Deberían de estar aquí con la camioneta... se llevaron a Deo diciendo que lo podrían a salvo mientras yo te iba a buscar.- Noté que miraba a todos lados de manera alterada y observé de lejos que estaba una pequeña tropa de color azul marino acercándose a nosotros rápidamente dejándome con el temor recorriendo todo mi cuerpo.

-Liam, son de Nayfur, vámonos...- Quise retirarme de la escena pero él se mantuvo intacto.

-No, dijeron que estarían aquí.- Lo vi a los ojos de forma forzada y carraspeé mi garganta con fuerza.- Tenemos que esperar a que ellos lleguen para irnos.

Nada de esto me estaba dando buena sensación.

-Liam, vámonos, es la milicia nacional, nos tomaran.- Aquellas palabras salieron con un fino hilo de voz e intenté moverlo mas aún mi cuerpo estaba débil y sin fuerza suficiente para moverlo o moverme a mí de su agarre, sentía que estaría en el piso con soltar su mano.

Estaba más débil que nunca.

-¡Rebecca y Liam Priston! ¡Manténganse allí!- Se escuchó desde la tropa que se acercaba a pie de manera rápida y el miedo se intensificó.

El chico de mi lado reaccionó luego de unos pocos segundos y comenzamos a correr desesperados a una dirección desconocida, me quejé por la velocidad que llevaba, ya que, mis piernas parecían de juguete y no mantenía el control de ellas, por ende, en un momento me caí al piso con un golpe seco en mis rodillas que me había dolido bastante pero Liam me levantó de manera veloz tomándome mejor con su brazo para seguir corriendo, sin embargo, él tuvo que subirme a su hombro como una niña pequeña sin peso alguno para seguir corriendo porque yo no podía correr nuevamente por lo sucedido con mis rodillas que gritaban y sangraban sin control, honestamente apreciaba que iba a desmayarme. El humo comenzó a ponerse más denso y más picante impidiendo que pudiera respirar de manera correcta.