¡Lo van a expulsar!

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—No podemos seguir así, siento que cada vez hay más secretos, ¡yo siempre me entero de todo! Y ahora viene Blaine besando a Roxanne ¡Roxanne Weasley! —Exclamó Issa, haciendo unas mímicas extrañas con sus manos—. Uno creería que esa chica estaba loca por Frank Longbottom, o incluso Michael, el pobre está enamorado de ella desde hace años, ¡Pero Blaine, mi Blaine, nuestro Blaine! No puedo creer que no nos haya dicho que están juntos.

Si, si. Ya Sirah había escuchado suficiente de ese tema. No era que no le importara, lo cierto era que encontrar a Blaine escondido en el armario de la cocina junto a Roxanne Weasley mientras ella misma buscaba un lugar para estar a solas con Orión, fue... vergonzoso y gracioso en partes iguales. Ella había tratado de guardar el secreto por el bien de Blaine, pero él se había delatada esa misma mañana durante el desayuno, cuando trató de excusarse ante ella y terminó revelando más información de la necesaria frente a Issa.

Y Merlín se apiade, Issa había hecho de la revelación su propio infierno. No había parado de hablar del tema en toda la tarde. Incluso Dominique había salido de su escondite entre el dosel de su cama para callarle la boca unas cuantas veces. Pero no paraba y Sirah estaba comenzando a apiadarse de Blaine.

—No sabemos si "están juntos" o si solo fue un calentón —le recordó Sirah.

—Merlín, no puedo creer que estes diciendo "calentón", Sirah. Orión te está corrompiendo la mente, lo sé, pronto dirás malas palabras —dijo Issa, arqueando una de sus finas y bien cuidadas cejas.

—No la fastidies, Issa —exhaló Dominique, a quien parecía costarle mucha energía hablar—. Tampoco fastidies a Blaine, el pobre ya la tiene ruda con la vergüenza de ser descubierto en plena faena.

El comentario la hizo soltar una carcajada histérica recordando la escena.

—Por favor, ya no hablemos de esto —pidió Sirah, rodando en la cama hasta recostarse boca abajo—, les juro que no podré ver a Roxanne a la cara nunca más.

Issa imitó su acción y rodó en la cama, quedó boca arriba y su cabellera negra cayó hacia el suelo, tan lacia que parecía una cascada de ónix.

—Venga, ¿que quieres hacer aparte de destruir el orgullo de Blaine? —preguntó Issa—. Podemos destruir el orgullo de Regulus, para variar. Hace años que no hace algo que implique una tarde de burlas. ¡Nadie puede portarse tan bien! Ni si quiera un Black.

Sobretodo un Black —le corrigió Sirah—. No podemos burlarnos de Regulus, Issa. No deberíamos burlarnos de nadie, y punto, pero teniendo en cuenta que tú no oyes de razones, vamos a limitar las burlas fuera de nuestro círculo de amigos.

Issa resopló y Dominique se cubrió el rostro con la almohada, Sirah la observó con cautela, tal y como llevaba haciendo toda la mañana. Había algo extraño en su amiga, lo sentía hasta en los huesos, incluso Regulus, quien parecía más apesadumbrado que antes, tenía esa misma aura de resignación. Y Sirah no tenía ni idea de que había pasado, porque era obvio que algo había ocurrido el día anterior, no era normal que un domingo fuera tan tenso entre ellos, normalmente se sentaban a molestarse el uno al otro. Pero ahora, ninguna había hecho el más mínimo intento de salir de su habitación y Sirah estaba comenzando a preocuparse.

—¿Qué les parece una buena ducha en el baño de los prefectos? —preguntó Sirah, sabía eso la ilusión que le haría a Dominique entrar a un lugar prohibido y quebrantar las reglas.

Pero ella ni si quiera levantó la almohada que cubría su rostro.

Issa se giró con los ojos entrecerrados, percatándose de lo mismo y luego observó a Sirah con la pregunta grabada en los ojos azules.

Sirah Malfoy ||  Tercera Generación || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora