El profesor Lupin

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La vida no había sido justa con Remus Lupin.

Desde que Remus fue estudiante, siempre supo que su destino estaba unido a Hogwarts. Él estaba destinado a ser profesor.

Eso decía James Potter siempre: Remus, tio. Si Dumbledore no te contrata para dar clases, me rapo el cabello. Pero en ese tiempo la historia fue diferente. Apenas terminaron su último año como estudiantes y su querido ex director los reclutó como miembros de la orden del Fénix, desde entonces todo fue para el joven Remus un recuerdo borroso lleno de miedo y ansiedad, pero también de amor.

Había vivido con Sirius por un tiempo, compartiendo un viejo piso en un pueblo cerca de Godric's Hollow de manera que veían muy seguido a los recién casados Lily y James. Según Sirius: ahora estuviéramos viviendo con James y fumando marihuana por las tardes, pero joder tío, nos lo han quitado. Lo que hace el amor.

Pero Remus sabía que Sirius estaba feliz por James, en realidad toda su generación en Hogwarts estaba feliz por James. No, toda Gran Bretaña le hacía barras por haber logrado después de 7 largos años de ruego y esfuerzo que Lily Evans se casara con el.

Aunque Remus ya sabía desde hace tiempo los sentimientos que tenía Lily hacia su mejor amigo, igual disfrutaba el echo de torturarlo con el suspenso y la espera.

Todo era increíble, el sueño de la vida de un triste hombre lobo, solitario desde niño. Incomprendido. Temeroso a la luna. Ahora tenía una familia a la cual pertenecía. Pero eso no duró lo suficiente.

Aún recuerda el escalofrío que sintió cuando se enteró de la muerte de James y Lily. Todo se vino abajo. Claro que eso no se comparaba el vacío en su lobuno corazón. Su familia, su manada. Ya no estaba.

Y para sumarle una desgracia a su vida el confiable y orgulloso Sirius Black ¡en azcaban!

Desde ese día algo en Remus cambió, se rompió, quedó inutilizado. No tuvo fuerzas si quiera para velar por Harry, un pequeño e indefenso niño desamparado. No podía, se sentía avergonzado, derrotado. Y desde entonces todo fue un mar de sucesos inútiles hasta el día en que su viejo director acudió a él.

Aún tenía el ejemplar del profeta en las manos cuando escuchó que tocaban la puerta de su viejo apartamento. Peligroso fugitivo. Demente. Asesino en masa.

Se tambaleó hasta la puerta con la varita en mano. Temeroso. Ansioso.

Pero solo era Dumbledore, que le pedía algo imposible. Pobre hombre, pensó Remus.

Todos los años acudía a él pidiéndole que impartiera la materia de DCLO haciendo que un "si" se atravesara en su boca pero nunca llegara a materializarse.

No podía. No lo merecía.

Pero este año sería diferente, dijo el director. Sabes que escapó, Remus. Sabes que vendrá por ti, Remus. Eres lo único que le queda, Remus. Tú y Harry Potter. Tienes que cuidarlo. Solo tú puedes hacerlo ahora.

Así que dejo todo de lado e intento hacer lo que le decían, lo que su corazón mandaba. Protegerlo. El hijo de James.

Y después de eso, después de la guerra vino otra guerra. Joder. Más muertes, más miedo. Pérdida.

Encontró el amor y lo perdió como un suspiro. Pero dio frutos. Teddy.

Sirah Malfoy ||  Tercera Generación || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora