Un galeón magico y custodia compartida.

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A Sirah le fue difícil conciliar el sueño, habían pasado tantas cosas en un solo día que su mente no paraba de dar vuelta en torno a las situaciones. O al menos, ella se repetía que era solo eso y no el echo de que Orión estaba en el saco de al lado con unos 30 centímetros de distancia mirándola intensamente.

Por suerte para la chica Regulus había comenzado a roncar levemente desde hace 10 minutos atrás y en cuanto a Dominique, la pelirroja le había pedido compartir un saco cosa que Sirah no recomendaba si lo hacían dos adolescentes de 15 años. En ese momento la castaña tenía a sus espaldas a Dominique abrazándose a su cintura como si fuera un muñeco tamaño real.

Y no se quejaba, estaba acostumbrada a dormir con Issa o con Dominique de vez en cuando, pero lo único que quería hacer era girarse para dejar de encarar a Orión. Era irresistible y tentador tenerlo a esa distancia, con el cabello negro más largo de lo normal cayendo sobre su nariz hacia el lado derecho, con sus labios entreabiertos y los ojos brillando en la oscuridad.

Todo un pasaje.

Habían acordado silenciosamente no decirle a nadie lo que había pasado con ellos en los pasillos de Hogwarts, el salón de pociones, en el árbol a unos metros de distancia. Sirah aún no estaba lista para nada de eso, y Orión parecía estar preocupado sobre cómo demonios se lo diría a su mejor amigo. O eso pensaba Sirah.

Pensar en cómo reaccionarían sus hermanos si supieran que...

—Llevas al menos 10 minutos mirando a la nada —susurro Orión, interrumpiendo sus pensamientos.

—Estoy pensando —aclaró—. Es un buen ejercicio para el cerebro, deberías hacerlo de vez en cuando.

Orion entrecerró los ojos y alargó su mano desordenando el cabello de Sirah con un gesto que claramente decía <no jodas>

No lo que hagas la lista. Espero que al menos hayas estado pensando en algo productivo. En mi, por ejemplo.

—No te hagas el importante —susurro ella usando las mismas palabras que el y haciéndole soltar una risa baja.

—Yo también estuve pensando en eso que dijiste. Crees que no puedo prometer estar contigo siempre —se interrumpió como si estuviera pensando bien que decir, mirando a Sirah a los ojos—. Quiero asegurarte que lo he dicho en serio.

Abrió la mano que tenía más cerca de Sirah dejando ver un pequeño galeón. La castaña trato de no mostrarse divertida.

Es que ¡un galeón!

—Quita esa cara de burla, Sirah Malfoy —se quejó el entre risas.

—Bien, es que no entiendo que tiene que ver un galeón con lo que has dicho.

—No tiene nada que ver el que sea un galeón. Lo que importa es lo que hace este galeón.

—¿Pagar cuentas?

Orión sonrió mas aún, como si fuera posible.

—Eres lista, Sirah —murmuró—. Se que le encontrarás utilidad a esto... cuando me necesites.

La chica tomó el galeón con una mano, sin alejarla de la de Orión, por algún motivo necesitaba el contacto. Sus dedos se rozaban mientras observaba el galeón que no era un galeón normal. En una de sus dos caras había una pequeña animación de Orión con un traje de época y que guiñaba el ojo cuando lo mirabas por más de 1 minuto. Sirah soltó una risita que se interrumpió al sentir a Dominique girarse detrás de ella.

Ambos guardaron silencio. Los ojos de ella le pesaban aún más que antes, y no se dio cuenta de que se había dormido hasta que fue demasiado tarde. Con el galeón escondido entre sus dedos y con la mano de Orión rodeando la suya. Así fue como despertó al día siguiente.

Sirah Malfoy ||  Tercera Generación || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora