⁰⁰³

1.5K 230 11
                                    

Muchas veces Sunoo se confundía y pensaba que Sunghoon era su hermano mayor, y a veces lo llamaba "Hyung"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Muchas veces Sunoo se confundía y pensaba que Sunghoon era su hermano mayor, y a veces lo llamaba "Hyung".

- No soy tu Hyung, Sunoo, dime sólo Sunghoon - le recordaba el pelinegro-. Puede que te cuide y tenga que trabajar y esas cosas, pero no soy tu Hyung, no me digas así.

- Si no eres mi Hyung, entonces ¿Qué eres?

Sunghoon tenía que pensar muy bien la respuesta cuando Sunoo hacia ese tipo de preguntas.

No podía mentirle, porque sería peor, además de que él era muy mal mentiroso, Sunoo no era ningún tonto y se daba cuenta enseguida cuando eso pasaba; pero no podía decirle toda la verdad, toda su historia.

Responder con algo muy duro, algo muy directo podría hacerlo recordar cosas horribles, podría hacerle daño.

Por otro lado, responder con algo muy vago o rebuscado haría que no entendiera y siguiera insistiendo, cosa que volvía a ser peligroso, porque era otra oportunidad para responder algo mal y lastimarlo.

- Soy algo así como un amigo, Sunoo - murmuró-. Soy quien te cuida, quien vive contigo, el que se preocupa por tí...

- ¿Cómo un papá?

Sunghoon rió un poco.

- Casi, sólo que no soy mayor que tú y bueno... Tampoco te hice, Sunoo.

- ¿Cómo que no eres mayor que yo? - preguntó, su ceño estaba fruncido, sus labios hacían un mohín, lo que siempre hacia cuando se confundía.

- Soy menor que tú, Sunoo, nací dos años después... Tú naciste en Suwon primero.

Sunoo se mantuvo en silencio, sus ojitos comenzaron a moverse mirando a nada fijo, como si buscara dentro de su cabeza algo.

- ¿C-cuántos años tienes? - preguntó el pelirosa, sus ojitos parecían preocupados, urgentes por buscar una respuesta.

- Veintidós, Sunoo - murmuró el pelinegro, sintió que todo estaba comenzando a ir mal, y buscó cambiar de tema-. Dime, Sunoo, ¿Quieres ir a comer un helado? ¿Te parece si voy y me esperas aquí? Puedo traerte tu favorito con vainilla y-

- ¿Tengo veinticuatro? - preguntó, ignorando todo lo que el pelinegro había dicho para distraerlo.

- Eso no importa, Sunoo, ¿Qué tal si-?

- ¿Qué hice en tantos años? - volvió a ignorarlo, fue cuando Sunghoon suspiró, sabiendo que lo había perdido, cualquier atención al mundo exterior no podía ser posible, ahora el pelirosa estaba a la merced de sus pensamientos.

Sunoo estaba confundido, veinticuatro años significaba haber ido a la escuela, haber estudiado, haber trabajado, haber tenido una relación quizás... Pero no recordaba nada de todo eso, ¿Qué era lo primero que recordaba? ¿Qué había pasado antes de su primer recuerdo?

El pelinegro suspiró, preparado para lo peor, fue hacia él para tomar su mano, Sunoo apenas lo notó, lo llevo con lentitud hacia el dormitorio, y tuvo que empujarlo un poco para que se recostara sobre la cama, encendió la luz de noche y se quedó sentado en el borde de la cama matrimonial que en algún momento habían compartido.

Mientras, Sunoo hablaba en pequeños murmullos, sus ojitos se movían de un lado a otro, cada vez más rápido, confundido en esa nube de pensamientos llenos de dudas, el pánico comenzó a invadirlo, con recuerdos de sus peores pesadillas.

El aire comenzaba a faltarle, sintiendo que su pecho se comprimía, que su garganta se cerraba, el llanto lo inundaba por completo mientras, frente a sus ojos se revivían imágenes de gente que no podía reconocer, voces raspozas, risas grotescas, sentía manos por todo su cuerpo, tocandolo, ahorcandolo, golpeándolo, lastimando y rompiendo todo de sí.

El pelinegro sólo podía quedarse a su lado, sin nada que pudiera hacer, si lo tocaba podía ser peor, podía hacerlo sentir más agobiado, hablarle era en vano porque no podía escucharlo, sólo se quedaba allí, procurando que Sunoo se quedara en la cama, el único lugar suave y seguro, dónde no podría hacerce daño.

- Hoonie... - su voz sonó tan desesperada y aterrada, el castaño lo miró enseguida, no escuchaba ese apodo venir del menor en años, sus ojitos color miel lo miraban pidiendo ayuda -... Ayúdame....

 Ayúdame

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora