Memories

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Tres días después de la visita de sus amigos tenían el viaje a su nuevo hogar.

En un par de días sería el juicio contra los culpables, por más que era veredicto estaba decidido, Sunghoon se sentía muy nervioso al respecto, y quería estar en un lugar lejos de todo aquello.

Sabía que en la casa de los papás de Sunoo los cuidarían bien, les prepararían una rica cena y los iban a distraer hasta que todo acabe.

Necesitaba de alguien que lo hiciera sentir que estaba siendo protegido, en aquel momento, el abrazo de una madre o la cálida presencia de un padre era lo que pedía su corazón, aquello que los padres de su esposo siempre habían realizado a la perfección.

Minho y Felix los esperaron aquella mañana cuando partieron, cayendo de sorpresa con comida para su viaje, aunque eran solo un par de horas en tren, desde temprano los ayudaron a terminar de empacar, y los despidieron desde la estación de tren, agitando sus brazos hasta que no pudieron distinguirlos entre la multitud.

Minho estaba sorprendido de que Felix estaba llevándolo todo mejor de lo que creía, su pequeño era más grande y más maduro de lo que alguna vez hubiera imaginado.

Se sentía algo mal por no tenerle tanta fé al respecto, aquellos chicos habían cambiado su vida más de lo que se había dado cuenta.

Minho siguió hablando con Sunoo y Sunghoon por teléfono, ambos estaban felices, y mucho mas tranquilos, ninguno de los dos quiso ver el juicio, por más que estaba siendo grabado y televisado en algunos medios de comunicación, así que fue el pelirrojo en darles la noticia.

—Les dieron pena máxima a tres de ellos, los "jefes"... Pena de muerte, hacia años que no se dictaba, pero esos hijos de puta lo merecen — dijo, en verdad, nunca había estado tan feliz por saber que alguien iba a morir—. Los demás tienen años de prisión... De diez años para arriba y servicio comunitario, pero espero que se pudran en la cárcel.

>> Dicen que los presos son muy violentos y malos con aquellos que abusan a menores, o a mujeres, espero que ellos lo vivan— dijo el pelirrojo, y rogaba que Felix no lo estuviera escuchando hablar de esa manera y de verdad estubiera entretenido dándose una ducha como le había pedido.

— Honestamente, yo también... — Dijo Sunghoon, tenía a su lindo esposo abrazado a su pecho, escuchando sus latidos, aquel día Sunoo estaba tan estresado por el juicio que se había quedado todo el día pegado a su pecho como un koala bebé, recibiendo mimos, besos y los ricos mochis caseros de su madre—. Al menos el mundo es un lugar más seguro y más justo que antes.

— Por suerte— dijo el pelirrojo, con una sonrisa — ¿Qué tal Busán?

— Tiene lindas playas, Sunoo encontró un cangrejo y casi le corta un dedo— Sunghoon soltó una sonora carcajada al recordarlo, y Sunoo lo golpeó para que dejara de burlarse —. Ay, Minnie... imagina la precisión que tenía que tener el cangrejo para cortarle un dedito a Sunnie, son tan chiquitos que tienes que buscarlos.

— ¡Park Sunghoon! — se quejó el Pelirosa, y por unos segundos Minho solo.pudo escuchar la carcajada alegre del menor y unas palabras entrecortadas de Sunoo, evidentemente, tratando de hacer que se callara, no pudo evitar sonreír.

— Me alegro mucho que la están pasando bien los dos — dijo Minho, con una sonrisa amplia.

— ¿Cuándo vienen aquí? Sunoo quiere hacer pijama— dijo Sunghoon—. Vengan cuando quieran, sorprendanos.

— Sunghoon, no sé si pudiera aparecer de la nada en la casa de tus suegros con Lix y decir de hacer pijamada, primero tienes que pedirle permiso y después me avisas... Como un mes de anticipación.

— Que poco sentimiento de aventura que tienes, Minho — dijo Sunghoon, sonaba mucho más jovial y feliz, el cambio de ambiente si lo había ayudado.

— ¿Empezaste con el terapeuta nuevo?

— Sí, hablé con él está mañana por teléfono— dijo Sunghoon—. Es agradable, pero tengo que acostumbrarme, ya estaba muy cómodo con Jongseong, pero es muy bueno.

>> Y Sunoo empezará a ir a unas clases de danza contemporánea también, está muy emocionado — Sunghoon le dió un apretón con sus brazos, haciendo que el pelirosa soltara un ruido quejoso y adorable—. Mi bailarín bebé volverá a bailar~ estoy muy feliz por él.

— Estoy muy feliz por ustedes también, chicos — dijo Minho con sinceridad—. Espero que sean felices en esta nueva etapa.

— Minho... No digas cursilerías.

— Bueno, espero que les vaya como la mierda entonces— dijo Minho, suspirando pesadamente, quería abrazarlos—. Me tengo que ir, chicos, Lix se está bañando y se distrae muy fácil, después viene millones en la factura del agua.

— Okay okay~

— Los quiero.

— Nosotros también— dijo el Pelinegro, y Sunoo hizo ruido de besitos para que Minho lo escuchará —. Hasta pronto, Minnie.