⁰²⁰

1K 153 2
                                    

Al llegar a casa, Sunoo suspiró con alivio y al segundo de cerrar la puerta tenía a Sunghoon dándole un abrazo lleno de cariño, sonriendo ampliamente y diciéndole lo valiente que había sido, y que estaba orgulloso de él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al llegar a casa, Sunoo suspiró con alivio y al segundo de cerrar la puerta tenía a Sunghoon dándole un abrazo lleno de cariño, sonriendo ampliamente y diciéndole lo valiente que había sido, y que estaba orgulloso de él.

Eso lo hizo sentir muy bien, y muy feliz, así que le sonrió también y tomó las mejillas del pelinegro para dejar un beso de unos cuantos segundos en los labios del menor, para después separarse y sonreír ampliamente.

Pasaron el resto del día en casa, apartados del mundo, en ese hogar que era solo de ambos y estaban a salvo, los dos.

Sunghoon puso algo de música suave, y Sunoo se quedaba junto a él como un bebé koala con su madre, después de todo lo ocurrido ese día necesitaba recargarse en lo único que le daba energía.

—Sunghoon — murmuró su nombre el pelirosa, cuando estaban en la cama, compartiendo unas cuantas bolsas de patatas fritas, Doritos y otro par de snacks, lo que sería su cena.

— ¿Si, lindo?

— ¿Qué te dijo Jungwon cuando yo me fui?

— Me dijo que estabas muy bien, y después me preguntó cómo estaba yo— respondió de forma vaga, sin darle mucha importancia.

— ¿Y... Cómo estás?

Sunghoon sonrió con algo de pena, Sunoo no era ningún tonto.

— Quizás no tan bien, Ddeonu — dijo—. En realidad, me recomendó ir al psicólogo, ya sabes, como el que solías ir tú.

— Mhm, ¿Vas a ir?

— No sé, no quiero dejarte solo en casa, tengo que cuidarte.

— Sunghoon — Sunoo lo miró con el ceño fruncido, y un puchero en sus labios—. Ya soy grande, tengo veinticuatro años, dos más que tú, y puedo cuidarme sólo.

— ¿Estás seguro de eso? — dijo Sunghoon en tono burlón, mientras tomaba una servilleta y limpiaba las comisuras de la boca de Sunoo, con algunas migas de comida.

— Sí— respondió de forma contundente.

— Pues yo no tanto— dijo el pelinegro.

— Sunghoon — Sunoo sonó molesto—. Me has cuidado toda mi vida, puedes dejarme en casa e ir al psicólogo — Sunghoon decidió ignorarlo, y fingió que no lo escuchaba—. Si Jungwon te dijo de ir es porque lo necesitas— hizo un puchero.

— ¿Tú crees?

— Mhm, por algo es doctor, él sabe cuidarte.

—Pues yo creo que puedo cuidarme muy bien solo, Sunoo — comentó Sunghoon.

— Pero...— Sunoo intentó decir algún argumento en su contra, pero su mente quedó en blanco, se sentía molesto y frustrado por el pelinegro.

A él le habían enseñado que si el doctor le decía algo, tenía que hacerlo, porque era por su bien, le gustará o no, el doctor podía cuidarlo mejor que sí mismo, por eso no le discutía, por eso le hacía caso, por eso no se quejaba para ir a visitar a Jungwon, sabía que era para ayudarlo.

Y le parecía muy hipócrita de parte de Sunghoon (el mismo que mil veces le había dicho que los estudios, las visitas a los médicos, las citas con el psicólogo y demás eran por su bien), que él no cumplía su propio consejo.

Suspiró con frustración y se levantó de la cama, para ir a encerrarse en su cuarto y cerrar la puerta con fuerza, como una advertencia de que no lo molestaran.

Sunghoon se quedó un momento en el cuarto, hasta que se decidió por ir tras él, con tranquilidad.

Sunoo era muy malo para manejar la frustración, normalmente solía llorar o hacer berrinche, podía durar horas, y era bastante tarde, así que mejor lo arreglaba en ese momento que aún estaba tranquilo, porque no quería que ambos se desvelaran.

Tocó la puerta del cuarto, abrió sin esperar la respuesta, y vio al lindo pelirosa con un puchero en sus labios, el ceño fruncido mientras aguantaba las lágrimas, mientras pellizcaba sus manos y torcia sus dedos para contenerse.

— Está bien, Sunoo, iré— dijo, sin más, Sunoo asintió levemente—. Hay que hacerle caso a lo que dice el médico, ¿No?

— Mhm— respondió de forma cortante, ni siquiera podía mirarlo, aún sentía la frustración apretar sobre su pecho, como si fuera una ligera furia, que no lo dejaba hablar y estaba al borde del llanto.

— ¿Estás bien?

— Mhm— volvió a repetir.

— De acuerdo, estaré en el cuarto, por si quieres venir— dijo el castaño, y Sunoo volvió a hacer ese ruido afirmativo —. Te quiero, Ddeonu — murmuró, antes de retirarse, y esas palabras lograron calmar al mayor bastante.

Sunghoon tenía el instinto de ir hacia él, hacerle mimos, molestarlo un poco por su carita de furia y creer que todo saldría bien; la realidad es que no podía hacer eso porque no lo ayudaba, lo mejor era dejarlo tranquilo, darle lo que quería y en algún momento Sunoo se regularia solo.

Fueron unos minutos después que Sunoo volvió a aparecer en su cuarto, se arrojó a la cama junto a él y lo abrazó como de costumbre, como un bebé koala, Sunghoon dejó un beso sobre su frente y pudo escucharlo reír, ese era su Sunoo.

Fueron unos minutos después que Sunoo volvió a aparecer en su cuarto, se arrojó a la cama junto a él y lo abrazó como de costumbre, como un bebé koala, Sunghoon dejó un beso sobre su frente y pudo escucharlo reír, ese era su Sunoo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora