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Los dos pasaron la noche en el hospital, Sunghoon hizo lugar para que Sunoo durmiera junto a él en la camilla, con el mayor sobre su pecho y abrazándolos como un bebé koala, el pelinegro se sentía tranquilo de tenerlo a su lado

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Los dos pasaron la noche en el hospital, Sunghoon hizo lugar para que Sunoo durmiera junto a él en la camilla, con el mayor sobre su pecho y abrazándolos como un bebé koala, el pelinegro se sentía tranquilo de tenerlo a su lado.

La puerta se abrió de golpe y ambos saltaron del susto, Sunghoon soltó una maldición al despertar y ver con confusión a Jongseong riendo con ganas.

— Buenos dias, tortolitos, ¿Se despertaron? — dijo entre carcajadas, entrando a la habitación permaneciendo de pie al final de la camilla.

— Hola, Jongseong— dijo Sunghoon en tono obvio de molestia.

— Buenos días — murmuró Sunoo, sonando como un bebé, haciendo a Sunghoon sonreír y afirmando sus brazos en su cintura para abrazarlo.

— Bien, adivinen, ¿Quién tiene el alta hoy? — dijo el pelinegro.

— ¿Yo? — pregunto Sunghoon.

— Casi, sí— dijo el pelinegro—. Antes quería hablar con ustedes, ya que están los dos aquí.

>> Primero, he conseguido un muy buen contacto en Busán para que puedan seguir su tratamiento allí— dijo, sonaba bastante contento al respecto.

— ¿Busán? — preguntó Sunoo, frunciendo el ceño, miró a Sunghoon, sin entender.

— Oh, aún no lo hablaron, creo que metí la pata.

— Sí, sí metiste la pata— dijo Sunghoon—. Podemos hablarlo, Sunoo, fue algo que me comentó Jongseong ayer, no llegué a decírtelo.

>> Él cree que nos haría bien alejarnos de Seul un tiempo, como unas vacaciones, e ir una temporada a Busan con tus padres, para cambiar de aire y descansar.

Sunoo seguía con el ceño fruncido, no había ido a Busan en años, y no recordaba absolutamente nada de aquella ciudad, sabía que sus padres estaban ahí, sabía que tenía familia allí, y que probablemente de joven haya ido seguido a ver a algún pariente o a pasar algún verano, pero para él ahora, era una ciudad completamente desconocida.

— No iremos si no quieres, mi amor— Sunghoon dejó caricias sobre su cabello—. Podemos hablarlo después, no te preocupes.

Sunoo asintió levemente, dejando que Jongseong volviera a hablar.

— Bien... Segundo— anunció Jongseong —, no voy a poder seguir siendo su Psicólogo.

— ¿Qué? — ambos hablaron al mismo tiempo.

— Pero Jongseong— Sunoo le hizo pucheros.

— ¿Por qué? — preguntó Sunghoon, no cualquier psicólogo podría atender un caso tan complejo como el de ambos, no quería tener que explicar toda su situación de cero, no quería volver a armar una confianza con otro terapeuta.

— Cuestiones personales— dijo Jongseong, se encogió de hombros, sus ojitos gatunos evitaban ver a ambos —. Estoy muy involucrado con ustedes y no de una manera profesional, por simple moral... No puedo atenderlos adecuadamente, temo no poder ayudarlos porque los sentimientos interfieren en el proceso.

Los otros dos se quedaron mirando sin entender, Jongseong quería sonar serio y distante y los dos lo notaron.

— Si Sunoo no se adapta a otro terapeuta podría hacer una excepción por él, porque conozco tu situación, Sunnie y sé que quizás no haya otro que te conozca lo suficiente para... Para que estés cómodo hablando con alguien más y que el otro también te comprenda, ya sabes — Sunoo tenía una expresión triste en su rostro, como si aquello fuera una despedida, quizás lo era —. Pero no puedo seguir contigo, Sunghoon, por eso más que nada... Te doy el alta hoy.

>> Pero tienes que prometer que continuarás con terapia, Sunghoon, no importa con quién, pero aún necesitas sesiones para cuidarte y estar mejor, prométeme que seguirás teniendo ayuda— por primera vez en toda la charla que Jongseong miro a Sunghoon directamente.

El Pelinegro asintió levemente.

— Si, si... Lo prometo— quizás estaba muy sensible, pero tenía ganas de llorar, otra vez.

— Bien, por otro lado, si seguirán teniendo mi ayuda para el juicio, ya que sigo a cargo de ese caso en lo que respecta a Sunoo y a su salud... La confesión que hicieron en mi despacho está a disposición de la justicia y fue a anexada al caso — anunció, luego suspiró como si todo aquello lo hubiera agotado — Bueno... — Jongseong volvió su vista a unos papeles que llevaba consigo, firmó y escribió un par de cosas —. Entonces dicho todo esto... Ya tienes el alta, Sunghoon, pueden ir a casa.

 Ya tienes el alta, Sunghoon, pueden ir a casa

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