Memories

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—Sunghoonie... — Sunoo murmuró su nombre cuando sintió un abrazo apretado y protector lo despertó, se giró para rodear el cuello de su amado menor con sus brazos, y dejar besos dormidos sobre su rostro, escuchó la risa ligera del pelinegro— ¿Estás bien? No viniste a dormir conmigo...

— Eso intento, no pasa nada— murmuró Sunghoon—. Es solo que estoy estresado, tu papá te manda saludos por cierto.

Sunoo sonrió levemente, su rostro se escondió en el cuello del menor y volvió a dejar besos sobre sus clavículas.

— Me haces cosquillas, amor — comentó Sunghoon, su voz sonaba muy cansada, aún así sonreía, su novio se apartó para mirar su rostro y acariciar sus mejillas, sus ojitos parecían buscar algo entre la penumbra— ¿Qué pasa?

— Tienes arruguitas— comentó.

— Sí, son del estrés, también las noté— murmuró Sunghoon, pasando sus dedos alrededor de sus ojos, dónde desde hacía un par de años se marcaban las arrugas.

— Te quedan lindas porque hacen que tus ojos se vean más bonitos.

Sunghoon rió levemente, nunca lo había pensado de esa manera, suponía que a partir de entones las vería más lindas.

— Eres muy tierno, Ddeonu-ssi — el Pelinegro lo rodeó en un abrazo apretado, haciendo que el mayor se quejara mientras dejaba sonoros besos en su rostro—. Con lo dice que eres me dan ganas de comerte entero, mi amor.

Sunoo soltó una carcajada, se acurrucó más cerca del pelinegro, hundiendo el rostro en su pecho, era amplio y musculoso pero aún así se sentía suave para él.

Se quedaron abrazados en silencio, ambos con la sensación de que había algo mal, pero ninguno quería comentar al respecto.

Aún así en aquel cuarto y compartiendo una cama, se sintieron seguros, porque siempre que estuvieran juntos estarían bien.