Memories

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Quizás Sunghoon no había entendido del todo bien a lo que Sunoo se refería con "practicar besos", pero no podía quejarse, el mayor era extremadamente adorable.

Sunoo comenzó en realidad practicando la cercanía, simplemente en cualquier momento en el que se sintiera seguro y cómodo, tomaba las mejillas de Sunghoon y acercaba si rostro hasta juntar sus frentes, o frotar levemente sus narices.

Sunoo estaba algo acostumbrado a el contacto físico con Sunghoon, así que no tuvo problemas con ello, sólo comenzó a hacerlo más seguido, y con otras intenciones.

Miraba los labios del pelinegro, a veces se atrevía a dejar un beso sobre la nariz del menor, y sólo se quedaba allí, sintiendo su cálida respiración contra sus gruesos labios.

Sunghoon solo lo abrazaba, lo tomaba de la cintura y dejaba a Sunoo tener libertad en cuanto a lo demás, quería respetarlo, a demás no podía presionarlo, Sunoo era tan sensible que hasta el más mínimo empujón podía terminar mal, iba a dejar que él diera cada pequeño paso que quisiera.

Luego de un par de días con esa rutina, Sunoo se atrevió de dejar cortos y pequeños besos en los labios de Sunghoon, a veces estaba algo nervioso o avergonzado y daba besos en sus mejillas, en su frente o en su nariz.

Sunghoon sólo se quedaba allí, que sonriendo como un idiota enamorado, que por supuesto, lo era.

Normalmente Sunoo tomaba su rostro, dejaba uno o dos picos y después se iba a esconder un rato en su cuarto hasta que se sentía mejor.

Otras, dejaba unos cuantos besos en todo su rostro y admiraba como Sunghoon reía de forma tierna y feliz por aquellas leves cosquillas y las mariposas que volaban en su estómago.

Eso duró unas cuantas semanas, y Sunghoon comenzaba a disfrutar lo pequeño y lindo que estaba siendo Sunoo con él, en sus pequeños gestos de amor.

Era adorable, su debilidad número uno, como siempre.

Sunghoon comenzó a sonreír un poco más, estaba más alegre, reía más fuerte, lo abrazaba con más ganas, decía su nombre con tanto cariño... Sunoo no podía evitar emocionarse al respecto.

Sunoo se sentía orgulloso y feliz de que lo estaba logrando su cometido: hacer a Sunghoon feliz.

Luego de unas cuantas semanas, Sunoo pudo  besarlo de forma más extendida, no tenía experiencia en los besos, así que dejó que Sunghoon profundizara sobre sus labios, sin más que leves mohines, habrá dejado unos cinco segundos, antes de apartarse, sintiéndose algo ahogado.

Escondió el rostro en el hombro de Sunghoon hasta que se sintió mejor.

Sunghoon a veces tenía que esperar días para recibir uno de esos besos de Sunoo, pero no se quejaba, sabía que Sunoo estaba haciendo lo mejor que podía y lograndolo de una manera exelente, se sentía feliz, muy feliz.

Después de años de verlo tan lejos, Sunoo estaba más cerca de él que nunca.

No usaba su lengua en los besos, de alguna manera creía que eso asustaría a Sunoo, y arruinaría todo su avance, así se dejaba llevar lo besos de sólo labios, de un par de segundos de duración, y luego lo abrazaba hasta que todos los nervios pasaban.

También ese se convirtió en su beso de buenas noches.

Luego de poco más de un mes de comenzar a "practicar besos" según Sunoo, en una noche fría de invierno, protegidos por el calor del ambiente, de las sábanas y mantas gruesas, acurrucados juntos en su pequeña porción de mundo, Sunghoon volvió a decir aquellas palabras que no había pronunciado en más de dos años.

Después de hundir su cariño en un beso que duró un poco más que los anteriores, que contó con un par de chasquidos y algo más de movimiento, al ver los ojitos miel de Sunoo, mirándolo fijamente, admirándolo, con ese pequeño doblez debajo de ellos, tan hermosos y tan tierno, no pudo contenerse.

— Sunoo, te amo.