Dicen por Ahí... [Rumores parte 2]

Capítulo 23: Bajo la sombra del árbol

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Ahora volvamos a nuestra programación habitual.

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Akali había seguido a Sean ha un campo de flores de todos los colores, lilas, rosas, rojas, amarillas, rojas. Todas se meneaban en el viento. Vio a su amigo inclinarse y tomar una de ellas

-Puedes comer unas si tienes hambre.- le dijo este arrancando del tallo la flor y comenzando a masticar.- Estan hechas de cosas...

-¿Cosas?- indagó ella.

-Sí, pueden ser emociones puras o recuerdos, el sabor varía según el sentimiento o el recuerdo que tiene guardado.- explicó eligiendo una de color violeta y se la ofreció.- vamos Akali, sin miedo. Cómela.

Akali tragó saliva, miró la flor con cierto asco y luego miró a Sean quien estaba alentándola con sus manos a que le diera una buena mordida. Suspiró y entonces mordió la flor. Empezó a masticarla con una expresión asqueada pero para su sorpresa la flor sabía dulce como un caramelo de uvas, arqueó sus cejas en asombro y masticó con gusto.

-Eso es, ahora trágala.- le indicó Sean con una sonrisa de anticipación, como cuando esperas ver la reacción de un amigo ante un nuevo sabor.

Al momento que lo hizo en su mente aparecieron recuerdos de cuando trepaba edificios y andaba con amigos. Se sintió grato recordar esas cosas por lo que tomó otra flor y se la comió.

Esta vez, los recuerdos fueron de ella rapeando en las esquinas a la gorra. Sonrió, así que tomó otra flor más, la idea de volver a experimentar esas cosas le hacía feliz.

La siguiente flor que comió tenía un sabor amargo tragó un poco y escupió el resto tuvo la sensación borrosa de ella llorando cuando era pequeña. Se raspó la lengua intentando quitarse el mal sabor de boca.

-Suele suceder cuando tus recuerdos no son muy agradables...

-¿Eh?- la voz le sonó extremadamente familiar, levantó su mirada rápidamente y mostró una leve sonrisa.- ¡RIN!- fue corriendo a su encuentro y saltó a abrazarla siendo recibida con unas palmadas en la espalda.

-Ni que me hubieras extrañado...- le dijo esta mostrándole una sonrisa.

***

Tae había realizado una llamada que había sido contestada por lo que ahora se encontraba en el aeropuerto esperando a su contacto. Estaba bastante preocupado debido a que los partes médicos del hospital no eran favorables, Akali se debatía entre la vida y la muerte durante todo el día, pasaba de la estabilidad de la recuperación a código azul de un momento a otro.

Su teléfono sonó de nuevo y se dio vuelta para atender. Entonces le tocaron el hombro.

-Hola, ¿eres Tae...?- Le preguntó un hombre alto con una enorme cara de seriedad, tenía el pelo largo y atado como un samurai.

El descendiente cortó el teléfono y le miró- Yasuo, muchas gracias por venir.

Este movió la cabeza negativamente, como si no había nada que agradecer.- vamos.

Como era de esperarse el samurái no hablaba mucho y el viaje a la casa de Akali fue silencioso. Una vez en la casa, Tae le ofreció un té y se sentó con el junto a Ekko y Qiyana.