Dicen por Ahí... [Rumores parte 2]

Capítulo 24: Los cuidados del demonio

Evelynn había llevado a Akali a una de sus tantas propiedades en la ciudad, en este caso una casa que tenía su propia playa privada además de pileta y jacuzzi, a diferencia de otras propiedades de la diva, esta solo contaba con tres habitaciones, un estudio, un gimnasio, un comedor enorme, quincho y una cocina integrada.

Akali todavía tenía su brazo vendado, su pierna estaba casi completamente recuperada y ya no necesitaba la venda en la cabeza puesto que el tajo que tenía en su cara ya había sanado por completo. Entró a la casa lentamente como quien sabe que está entrando a la guarida de un depredador.

-Ponte cómoda, cariño...- le comunicó la diva mientras llevaba la maleta con las cosas de esta. Ella ya se había instalado antes de haberla ido a ver al hospital. Cuando vio que es quedó en el medio del lugar sin decir nada y sin moverse se acercó a ella.- ¿Qué sucede, Kali? ¿Te duele algo...?

-N. no...- le respondió en un tono bajo. Sintió como la diva la abrazaba por la espalda, una sensación que relajaba hasta su músculo más pequeño.

-Todo lo que toca la luz, también, es tu reino...- le susurró la sirena al oído en un tono sensual, dándole un beso en la base del cuello donde se podían ver algunos arañazos que ya estaban terminando de sanar.- Kali...

Evelynn no se resistió y giró el rostro de la menor para buscar un beso, su intensión no había sido que este llevara a algo más, al menos no todavía, pero la rapera se dejó llevar al sentir sus labios solicitando entrada en su boca. La acomodó de frente sin cortar el beso.

La llevó lentamente caminando al sofá donde la sentó y subió una de sus piernas arriba y la otra la puso entre las piernas de la chica, el beso no disminuía su intensidad. Sentir las manos de Akali agarrarla de sus caderas y no dejarla ir no ayudaban en nada a su autocontrol.

-Eve...- jadeó contra los labios de su amada, sus manos habían soltado las caderas de su amante y estaba intentando encontrar acceso a su cuerpo. Estaba herida y sin embargo deseaba sentirla a toda costa, lo necesitaba, su alma necesitaba su rose para sentir que realmente estaba viva.

-Cariño...- la sirena sonrió de costado y se separó del beso.- Necesitas recuperarte de tus heridas primero... no sea que las empeore... con lo que te deseo... no podría controlarme...

-no lo hagas...- jadeó aún deseosa de sus labios.- prefiero morir en tus manos... si es por tí... yo...

-Shhh...- Evelynn selló los labios de la ninja con sus dedos.- no tienes permitido morir... - le murmuró con suavidad antes de besarla otra vez.

-Fóllame...- pidió casi como en una súplica la menor, necesitaba sentirla a toda costa, quería ser recompensada y su recompensa se encontraba allí sobre ella.

Evelynn sonrió, pero a pesar que sus ojos expresaban lujuria extrema se contuvo, al menos lo haría por los próximos días. - Akali, ven conmigo...- la tomó de la mano y la llevó al baño principal de la casa, la ayudó a desvestirse y proteger las vendas, ella hizo lo mismo aunque esto no salió de la manera que ella esperaba porque ni bien la ninja observó su cuerpo desnudo, se abalanzó sobre ella. - Kali...- jadeó al sentir los besos y las manos firmes tomar su cuerpo.

-No puedo contenerme... deseo mi recompensa. - la miró sumisamente.

-¿Recompensa?- indagó la diva abrazando a la ninja pero conteniendo las ganas que esta tenía de follarla. Ser la adulta en la relación estaba convirtiéndose en un fastidio.

-Algo dentro mío me dice que luego de protegerte, me recompensarás... es lo que he estado haciendo... deseo mi recompensa... Evelynn...- jadeó comenzando a besar la base del cuello, que a placer propio, la diva jadeó en respuesta.