Aprender a quererte

Capítulo 22.

Aprender a quererte.

Capítulo 22.

21 de Junio, 2022.

Mis ojos recorren el perfil de Hugo mientras duerme, en la oscuridad que nos da la poca noche que nos queda, con los primeros rayos que empiezan a ocupar su lugar en el día.

Despacio, intentando no despertarlo, enredo mis dedos en los mechones de su pelo. Lleva el pelo rubio lo bastante largo como para poder perder mis manos ahí, para poder agarrarlos y tirar se ellos.

Aún me cuesta creer todo lo que ha pasado en unas horas. Iba a ser un día normal, estaba siendo un día normal, un día en el que en mi cabeza solo estuvieran las miles de preguntas que nadie me quiere contestar.
Pero nada de eso iba a ser real.

Todo empezó a complicarse cuando mi madre decidió que era buena idea llevar a Vega a la peluquería canina donde Hugo trabaja. Ahí empezó a complicarse todo, a no entenderme con mi cuerpo, a no poder mantener bajo control a los ganas, a mis emociones. Ahí empezó el ascenso y descenso del ritmo de los latidos de mi corazón.

Todavía no sé qué me llevó a entrar en aquella habitación, a besarlo sin que él pudiera apartarse. No sé qué me llevó a decirle que se alejase cuando solo quería cerrar con llave aquel lugar y no salir de ahí jamás.

Ahí, la pregunta principal fue: ¿Quién cojones eres?

Ahora la pregunta es: ¿Cómo he podido olvidarme de ti?

No éramos novios, no éramos pareja, él mismo me lo ha dicho. Pero sí siento que teníamos algo especial, que nonera la primera vez que nos habíamos besado.
Que no era la primera vez que aparecían ese revoloteo en mi estómago estando cerca de él.

No lo recuerdo. ¿Y qué?
Quiero volver a conocerlo, quiero volver a saber cada detalle de él.

Sonrío mientras sigo mirando la curva de su cuello, mientras rozo mi nariz contra su mejilla. Hugo solo se mueve un poco, solo deja salir un gruñido que no sé descifrar.

Un sonido con el que los recuerdos de la noche anterior vuelan por mi cabeza, reproduciendose una y otra vez.

"Se va, se ha ido. Hugo se ha ido y yo sigo sin saber que hacer, como sentirme a parte de perdida.
Cuando ha tirado de mi mano, cuando me ha abrazado, he sentido paz, he sentido que ya había estado en ese lugar antes.
La calma aplacó todas las tormentas de mi cabeza.
Me sentí bien. Muy bien.

Y no quise que eso acabase. Pero se levantó, me besó y se fue.
Ha cerrado la puerta y a cada segundo que pasa, más se aleja de mí.
Y es como si se llevase algo mío, algo que quizá no le pertenece.

Cojo mi teléfono y busco su contacto, espero que no cuelgue mi llamada, que no me ignore. Que no se olvide de mí como yo he hecho con él.

-¿Hola? -Su voz suena por el altavoz de mi teléfono y sonrío, porque solo con saber que ha contestado me vale para sonreír.-
-¿De verdad tienes que irte? Quédate aquí, conmigo. -Mis palabras salen solas, atropellandose entre sí. Es un ruego a su memoria, a él.-
-No es buena idea, Eva.

Me levanto para salir, para comprobar que no hay rastro de él en mi calle, que el motor que se escucha se lo está llevando lejos. Lejos de mí.

-Déjame conocerte de nuevo. Podemos volver a empezar lo que parece que ya habíamos empezado.

El sonido del coche se para, una puerta se abre mientras escucho el murmullo de la vo de Hugo y otro hombre.
¿Qué está pasando?
La llamada se cuelga. Miro la pantalla preocupada. Triste. No va a quedarse. No va a volver. Se va.
Y yo no puedo hacer nada.