Malas vibes

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ㅡMierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda ¡Mierda! ㅡJeongGuk estaba descargando toda su ira en la almohada, pegándole una vez tras otra y a veces enterrando su cara en ella mientras gruñía y hacía movimientos extraños.

No podía creer que de verdad lo habían llevado a la fuerza hasta ahí.

Podía demandar a su familia, ¿cierto? 

Estaban privándolo de su libertad, violando su derecho a la expresión, e incluso lo violentaron, pues mientras intentaban sacarlo de la casa, Somi le pisó el dedo chiquito del pie, además la ley era tan rara a veces que eso seguro podía contar también como secuestro... oh, los iba a demandar a todos.

ㅡBien, JeongGuk, cálmate, no sirve de nada que estés furioso, debes pensar con la cabeza fría, como cuando te quedaste atrapado en la cueva del segundo rancho en slime rancher*ㅡse dijo a sí mismo, quedándose quieto y respirando profundo. Cerró sus ojos e intentó utilizar sus habilidades de meditación aprendidas en taekwondo, contó hasta diez y... ㅡ¡Pero cómo mierda voy a salir de aquí si estoy en medio de la nada! ㅡgritó, perdiendo el control de nuevo.

Suspiró agotado y se bajó de la cama para ir a la cocina y hacerse un sándwich; ya eran cerca de las ocho y no había hecho nada además de llorar, gritar, golpear cosas y volver a llorar.

Revisó el inventario de comida y era bastante bueno a decir verdad, su madre no le compraba muchas golosinas y en esa casa las repisas de la cocina estaban casi llenas de snacks deliciosos que casi lo ponían de buen humor.

Terminó de hacer su cena y se sentó en la isla para comerla, inevitablemente mirando hacia a fuera y pudiendo contemplar el hermoso bosque nocturno gracias a los cristales; el panorama logró calmar un poco a JeongGuk, al menos hasta que terminó de comer.

Durante el camino sus padres le iban mencionando los lujos que tenía la casa con el afán de ponerlo contento, así que el azabache recordó eso y decidió ir a husmear y echar un vistazo... después de todo sus padres habían pagado por esa casa y prácticamente sería suya por los próximos sesenta días.

Guk caminó por el largo pasillo y llegó al baño, en donde simplemente quedó encantado. la cabina de la ducha era también de cristal, las paredes y el piso de piedra, el lavamanos era prácticamente un tocador de tamaño completo, el retrete era de esos que te salpicaban agua en el yoyopo para limpiarte, y en general el espacio era enorme; además olía a menta dulce.

JeongGuk sin duda disfrutaría de una ducha ahí.

Sacó una toalla del almacén debajo del lavamanos y se dispuso a bañarse; se quitó la ropa, se metió en la regadera y todo fue genial, relajante, casi perfecto excepto porque no había internet.

Sí, no podía sacar ese pensamiento de su mente, el internet era el internet y un lugar sin él no valía la pena.

Se enredó la toalla a la cintura después de terminar y se paró un momento frente al espejo. Pudo darse cuenta, viéndose con atención, que había perdido peso... bastante. 

Guk solía ser un chico fornido, debido a que practicaba deportes y realizaba mucha actividad física, todos sus músculos eran más que palpables al tacto y sin necesidad de utilizarlos... pero ahora muy a penas podían apreciarse con ayuda de la luz ¿Cuántos kilogramos había perdido? se preguntó.

Sin darle más importancia, salió del baño y caminó a la habitación para sacar una pijama de la maleta (que no pensaba desempacar) e irse a ver la televisión por lo menos.

Se tiró al gran sofá de cuero sintético, los colchones eran tan mullidos y grandes que parecieron tragarse a JeongGuk. Tomó el control remoto de la mesita y comenzó a ver la programación, cambiaba de canal, cambiaba, cambiaba... pero no había nada bueno, un partido de básquetbol local, las noticias, Peppa Pig, una película de zombies de los 80's, un canal sin transmisión, un programa de cocina, una película de terror que definitivamente no iba a ver ahí y por último un canal de infomerciales... basura, todo era basura.

Se quedó un momento mirando hacia el bosque. No podría ver la tv, pero era muy temprano para irse a dormir, así que pensó en dar otra vuelta y completar el recorrido por la casa.

Bueno, la sala era genial, el televisor medía como 109 pulgadas pero era un desperdicio porque la programación era una mierda, la cocina ya estaba calificada, el baño y la habitación también, el pasillo sólo era el pasillo y a la izquierda de la cocina se abría uno mucho más corto que dirigía a una especie de terraza... bien, la estructura era sencilla, lo que hacía a la casa interesante eran las instalaciones.

Había un librero al lado de la tv, pero Guk odiaba leer, así que ni siquiera se acercó. Ni modo, iba a tener que mirar la espantosa película de terror. Sacó unas bolas de queso de la alacena y se echó al sofá, tapándose con una manta que agarró de la habitación.

ㅡAh, mierda... es la de El Niño... ㅡse quejó el azabache, haciéndose bolita porque nunca había querido ver esa película y aún no estaba preparado para hacerlo.

Pegó un pequeño saltito tirando algunas bolitas de queso y soltó un grito muy poco masculino en la espantosa escena en la que se revela que no había ningún muñeco poseído, sino un hombre viviendo tras las paredes, el cual sale de un espejo, haciéndolo añicos y asesinando al exnovio de la niñera... aterrador, simplemente aterrador, y JeongGuk se abofeteó mentalmente por tener miedo incluso después de haber terminado toda la saga de five nights at freddy's*. 

ㅡSuficiente, esta película apesta. ㅡy apagó la tele, encendiendo las luces con el comando del control, yéndose directo a la cama sin importarle que a penas fuesen las 10:54 pm.

Sin embargo seguía perturbado, esa película no era tan violenta pero tenía algo que lo puso incómodo, tanto que ahora sentía que alguien lo estaba observando desde atrás.

ㅡNo jodas, JeongGuk, no jodas... ㅡse dijo a sí mismo, caminando al cuarto, pero no pudo evitar voltear hacia atrás, encontrándose solamente con el bosque tras los cristales.

Estaba siendo ridículo.

Lo mejor era que se fuese a dormir, pero por el miedo ni siquiera dejó el control remoto en su lugar, sino que se lo llevó consigo en incluso se metió en la cama con el objeto en las manos.

Al momento de arroparse, seguía percibiendo esa presencia extraña, pero todo se lo atribuía a la puñetera película; no obstante, luego de un rato el azabache se burló de sus propios pensamientos.

ㅡPfff, como si alguien me estuviera vigilando... sí ¿cómo no? 

 sí ¿cómo no? 

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𝐆𝐚𝐦𝐞𝐫 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 | 🇹​🇦​🇪​🇰​🇴​🇴​🇰​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora