¿Qué? What? Nani? Mwo?

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JeongGuk abrió los ojos y se dio cuenta, luego de unos segundos, de que estaba en el sofá y que el televisor seguía encendido.

Inmediatamente se le vinieron a la cabeza todos los recuerdos de la noche anterior, bombardeándolo.

¿Acaso había soñado todo? Las cosas parecían estar tal como las recordaba, de modo que sólo se rió de su propia pesadilla y se levantó para ir al baño a cepillarse los dientes y lavarse la cara, pero justo cuando se miró en el espejo pudo notar que en su rostro habían salpicones de lo que parecía ser sangre seca.

Y se quedó helado.

Se miró entonces los brazos y las piernas, siendo capaz de ver toda la sangre del violador que incluso se había impregnado en su ropa, horrorizándose.

Entonces todo había sido cierto, alguien había entrado anoche y lo había perseguido hasta el bosque e intentado abusar de él hasta que alguien más lo rescató.

Ahí fue cuando todas las preguntas surgieron, cientos de ellas, pero las más importantes eran: ¿Quién lo había salvado? ¿Ahora su acosador estaba muerto? ¿Cómo había llegado hasta ahí otra vez?

Recordando al tipo que lo ayudó, se le puso la piel de gallina; el aura que despedía era tan fuerte que Guk aún podía sentir cómo su cuerpo se había encogido ante la presencia del extraño; pero sobretodo su voz tan honda... la manera en la que le había hablado le hizo recordar algo, pero no sabía qué, únicamente estaba consciente de que no fue capaz de desobedecer.

Se metió a la ducha sin pensarlo, buscando que el agua, además de quitarle la sucia y asquerosa sangre del cuerpo, también se deshiciera de todos esos pensamientos tormentosos. 

No hace falta decir que el castaño dejó su ropa tirada en el patio de lavado con cero intenciones de volver a utilizarla, pero aún así decidió lavarla para que nadie pudiera ver las manchas en ella.

Guk había dormido bastante, eran las doce del medio día cuando despertó, pero al salir del baño lo único que sentía además de confusión era sueño, cansancio y agotamiento, no se sentía con la energía suficiente ni siquiera para comer algo, y vaya que tenía hambre.

Sin embargo cuando levantó el edredón de la cama para acostarse y hundirse en un sueño profundo, vio el teléfono que le había dado su extorsionador, recordando que ahí lo había escondido cuando sus padres llegaron de visita luego de que la semana pasada casi fue descubierto por su hermana.

Poseído por la rabia, tomó el aparato apretando la mandíbula y totalmente preparado para azotarlo contra el suelo y hacerlo añicos, pero justo cuando iba a soltarlo, éste comenzó a vibrar, dejando al chico saber que ahora estaba encendido.

Se horrorizó, lanzando el teléfono a la cama y comenzando a temblar otra vez, recordando la persecución de hace unas horas y temiendo que el enfermo pudiera entrar de nuevo y terminar lo que empezó. Comenzaba a pensar en decir la verdad, estaba asustado, no quería morir en manos de ese depravado, prefería contar la verdad y trabajar para pagar la indemnización, todo con tal de estar a salvo y lejos del enfermo que parecía que nunca se iba a detener hasta obtener lo que quería.

Así que tomó una decisión, iba a confesar todo, se iba a responsabilizar de sus actos aún si esto traía graves consecuencias, porque estaba seguro de preferir trabajar un año entero que seguir corriendo peligro en esa maldita casa.

Lento pero seguro, tomó el teléfono para contestarle al extorsionador y llevarlo a una trampa. Lo convencería de ir a la casa a una hora determinada y luego llamaría a la policía.

Pervertidoacosadordepravado

Creí que eras más rudo.

Por cierto, ¿estás bien?

𝐆𝐚𝐦𝐞𝐫 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 | 🇹​🇦​🇪​🇰​🇴​🇴​🇰​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora