No sé

4.8K 539 12
                                    

Eventualmente el resfriado se le pasó. Se llegó el tercer sábado en el retiro y sus padres no tardarían mucho más en llegar. Somi había ido a una brigada de protección animal por parte del refugio en el que trabajaba medio tiempo, por eso no había podido ir el domingo pasado cuando acababa de ocurrir lo del intento de asesinato y esas cosas, de ahí que la fémina, a penas divisar a su mellizo, corrió desde el otro lado del campo hasta estamparse con JeongGuk y darle un abrazo, insultarlo, pegarle y volverlo a abrazar.

ㅡSi ese tipo no me mató, lo harás tú. ㅡse quejó el chico entre pujidos porque su hermana se estaba creyendo una boa constrictor. 

ㅡEstaba muy preocupada, cuando nuestros padres me contaron lo que pasó quise venir en ese momento. ㅡreprochó sin separarse de él.

ㅡEn el fondo no puedes vivir sin mí, ¿a que no? ¡Ay! ㅡchilló cuando Somi le pegó un puñito en el brazo.

ㅡHemos avisado a la señorita Choi que vendríamos, así que dense prisa y entren porque la configuración para cuatro cuerpos de calor sólo durará cinco horas. ㅡdijo la madre, empujando a sus hijos dentro de la casa y siendo seguida por su esposo.

ㅡCuando ese rufián salga de la cárcel lo estaré esperando junto a mi cinturón negro en Taekwondo. ㅡdijo Somi.

ㅡSupéralo. Además eso será en muchos años, serás demasiado vieja para patear traseros. ㅡse burló Guk.

ㅡEstaré preparada. 

ㅡChicos, ¿cuál película quieren ver? ㅡpreguntó el padre, sacando de un estuche algunos dvd's viejos que coleccionaba cuando era más joven.

ㅡYo puedo ver lo que sea. ㅡdijo Guk, sentándose en el sofá y colocando sus brazos a cada lado de su cabeza. Estaba muy tranquilo y ciertamente contento.

Desde que no usaba el teléfono había tenido la oportunidad de olvidarse de su gran error. Era verdad que de vez en cuando experimentaba el síndrome de la abstinencia, pero sentía que todo valía la pena ahora que veía a sus padres y daba la impresión de que su esfuerzo al enviarlo allá estaba valiendo la pena.

ㅡUna de terror. ㅡsugirió Somi, yendo a ver cuáles películas tenía la colección de su papá.

ㅡTengo una de zombies de los ochenta.

ㅡEw ㅡse quejó la chica, arrugando la nariz ㅡ. No me fío de las primeras películas de zombies, parecen más una lluvia de kétchup.

ㅡEso es verdad. ㅡasintió JeongGuk.

ㅡ¡Ah! Tienes la de El Niño. Veamos esa. ㅡexclamó Somi y pronto el rostro relajado de Guk se tensó.

Ese filme no le traía buenos recuerdos, y no es que le diera miedo, pero ¿cómo podría disfrutar de dicha película cuando fue la última que vio antes de que el extorsionador hiciese su primera aparición? 

ㅡAbsolutamente no.

ㅡAw, ¿te da miedo? ㅡcanturreó su melliza.

ㅡPfff, es lo último que me causa. Me resulta aburrida, la vi hace unos días cuando recién llegué aquí. Veamos otra.

SeolHa volvió de la cocina con dos bowls de palomitas recién hechas. Terminaron mirando una película de gangsters y jugaron monopoly. Pronto se hicieron las seis de la tarde y la familia tuvo que irse.

ㅡ¡Ah, casi lo olvido! ㅡexclamó SeolHa, dándose la vuelta cuando estaban a punto de volver a casa. Comenzó a hurgar en su bolso y sacó un papel amarillo con letras chinas rojas, extendiéndoselo a Guk ㅡPégalo en tu frente cada noche.

El chico intercaló su mirada de desprecio entre su madre y el talismán. 

ㅡNo puedo creer que de verdad lo trajiste. ㅡdijo, casi afligido.

ㅡSólo haz lo que te digo, verás que los espíritus dejarán de molestarte enseguida. ㅡgarantizó la mujer con una gran sonrisa, insistiendo a su hijo para que tomara el papel.

JeongGuk bufó y lo agarró a regañadientes, sólo así sus padres y hermana se fueron luego de despedirse.

Suspiró por el cansancio y se desparramó de nuevo en el mullido sofá. Esos días sin el teléfono ya no le habían pegado tan fuerte como la primera vez, se sentía orgulloso de que le estuviera resultando tan fácil olvidarse del aparatejo... sin embargo había algo que no estaba logrando olvidar.

O mejor dicho, alguien.

Desde que el extorsionador se fue, algo en su cabeza taladraba sin parar y la sensación que le provocaba era muy parecida a cuando echas de menos algo; obviamente JeongGuk no estaba dispuesto a admitir que muy en el fondo, algo de él extrañaba esa atención bizarra que le daba el hombre de voz profunda.

Y de nuevo estaba pensando en él. Realmente no quería. Esa mañana fue el colmo y despertó asustado porque soñó con él, un sueño parecido a la vez que lo rescató en el bosque y lo llevó en brazos hasta su auto. El vaivén que producían sus pasos largos, su calor, la vibración de su voz en su pecho... sensaciones tan específicas que llanamente no podía olvidar porque se habían impregnado en su memoria.

Ya ni siquiera se acordaba de JiEun hasta que la vio esa mañana, y ni siquiera le prestó atención.

Diablos.

Estaba siendo ridículo, estúpido, ingenuo... un completo idiota. No venía al caso que estuviera sintiéndose como una colegiala enamorada, su situación no era parecida en lo absoluto, no hacía falta explicar por qué. Además estaba molesto, se sentía avergonzado consigo mismo porque estaba de esa forma porque estaba enojado con su ex-extorsionador porque le reventó su burbuja diciéndole que no le importaba nada más allá de las fotos porque esa fue la única razón de haberle hablado ¡Porque seguramente había sido muy obvio!

JODER.

Volvió a suspirar y luego de unos segundos miró hacia la cámara en la sala. 

ㅡ¡¿Y cómo me voy a olvidar de ese idiota si de seguro sigue espiándome?! ㅡchilló, pataleando en el aire.

ㅡ¡¿Y cómo me voy a olvidar de ese idiota si de seguro sigue espiándome?! ㅡchilló, pataleando en el aire

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La exageración de los porqués fue a propósito, por si alguien no lo notó uwu.


𝐆𝐚𝐦𝐞𝐫 𝐞𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 | 🇹​🇦​🇪​🇰​🇴​🇴​🇰​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora