5. Oferta de trabajo

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- ¿Seguro que estás bien? No me cuesta nada llamar al doctor para que venga de inmediato.

-No, estoy bien de verdad. Gracias Margarita.

Margarita era la directora de la residencia de prevención de suicidas, era una señora de unos cuarenta años largos, para la mayoría era bastante joven como para llevar toda la residencia, pero este legado es familiar, su bisabuelo tenía un amigo que se suicidó cuando ellos eran jóvenes, por ello decidió estudiar medicina y abrir esta residencia, que empezó siendo muy pequeña, apenas abarcaba a 15 personas, pero actualmente entran más de 150 personas.

Ella tiene los ojos marrones claritos, de estos ojos que se vuelven amarillentos cuando les da la luz del sol, tiene el pelo rojo natural, puede recordar a Ariel de La Sirenita, es bastante alta, no demasiado, pero supera la media, Lali piensa que podría ser jugadora de baloncesto perfectamente, suele llevar gafas para ver, aunque en esta ocasión ha salido tan rápido de la cama que ni ha podido pensar dónde las había dejado.

-De acuerdo, confío en ti, pero mañana tendrás cita con la psicóloga a primera hora. – Bruno asiente, mirando hacia abajo, sabe que la directora se preocupa mucho por ellos, y a él no le gusta hacer sufrir a otras personas. - Y usted Mariana.

-Lali. – La chica de metro cincuenta la corrige rápidamente.

-Lali, ¿estabas ahí cuando él...? – No termina la frase, de verdad que le deja muy mal cuerpo cada vez que sabe que sus pacientes han intentado acabar con su vida.

-Sí bueno... escuché voces y fui a ver, por curiosidad. -Peter la mira y no la cree, no sabe por qué, pero sabe que eso no es verdad.

-Has salvado la vida de Bruno. – Dice Margarita, muy orgullosa.

-No, no – Replica rápidamente Lali. – Yo le he dicho que si lo va a hacer que lo haga de una manera más interesante. ¿O no Bruno? – A la directora se le abren mucho los ojos, Peter piensa que se le van a salir, es entonces cuando Bruno decide intervenir.

-Bueno, sí ha dicho eso pero...

-Pero nada, eso es lo que he dicho. – Lali le interrumpe y lo mira, Bruno también la mira y es entonces cuando entiende lo que está haciendo, por eso decide quedarse callado.

-Creía que habías mejorado Mariana, pero lo que has hecho es incentivar el suicidio. – Dice la directora, bastante entristecida, a Lali le da pena, no es que le caiga genial, pero sabe que es buena persona.

-Bueno... literalmente no, ósea, se ha bajado. – Intenta suavizar todo lo que ha dicho antes.

-Hablaré con tu psicóloga para que te dé cita mañana mismo. – Lali asiente, en realidad le gusta hablar con Marisa, es la única que la puede calmar. – Iros a vuestras habitaciones, ha sido una noche muy larga, imagino que querréis descansar.

Los dos pacientes asienten y se van, Bruno hacia su habitación, pero Lali hacia la habitación de su amiga rubia, descansar es lo último que quiere hacer, como se tumbe en su cama miles de pensamientos pasarán por su cabeza y ahora mismo solo quiere distraerse.

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- ¿Y usted es? – En cuanto se van Bruno y Lali, la directora se dirige a Peter, él de repente se pone nervioso, como si fuese la directora de su escuela que le estuviese regañando por haber hecho algo mal.

-Es Juan Pedro Lanzani, mi amigo, estábamos juntos cuando me llamo Enrique y deicidio acompañarme, perdón por traer a personas no autorizadas. – Contesta Nicolás, ahí es cuando Peter se entera de que el de seguridad se llama Enrique y que, por cierto, hacía rato que se había ido de la conversación.

SÁLVAME (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora