21. Primera cita

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Llega el viernes y Peter sigue dudando, dudando de todo, apenas ese mismo día avisó a Alicia de que iría por ella, ya que ella llevaba días insistiendo, lo quería ver, pero él ya no estaba tan seguro de querer. Ha sido una persona muy importante en su vida durante años, pero las cosas quedaron muy mal cerradas cuando se despidieron. Parece que sea una señal que le escriba el mismo día que va a tener su primera cita con Lali, ¿eso querrá decir algo?

Por suerte a las dos del mediodía ha acabado su turno de trabajo, guarda todo, se despide de su hermana, que como lo conoce bien sabe que le pasa algo, pero imagina que está nervioso por su cita con Lali, esta última fue la que se lo contó a la rubia en una de las visitas, la China se puso muy feliz, le encantaría que Lali sea su cuñada y sería lo más en las comidas familiares.

Conduce el coche en dirección al aeropuerto, donde 7 meses antes él estaba volviendo a su país, con miles de dudas en la cabeza. Sigue las instrucciones y se dirige a la puerta por donde debería salir Alicia en diez minutos. Pero pasan 10, 15, 25 minutos y por ahí no sale nadie, se empieza a preocupar por si le ha pasado algo al avión, pero cuando está a punto de irse empiezan a salir personas por la puerta, donde a los pocos segundos ve a Alicia, va con ropa cómoda, de hacer deporte, lleva su melena rubia en una coleta y las gafas de ver que no usa nunca porque dice que no le quedan bien, pero a ella todo le sienta bien.

Alicia mira alrededor buscando al chico del lunar y cuando lo ve sonríe.

- ¡Peter! – Grita y corre para saltar a sus brazos, Peter se sorprende por la efusividad, pero aun así corresponde el abrazo. – Ay, te he echado mucho de menos. – Le dice aún en el abrazo.

-Y yo a ti.

Se quedan por unos segundos así, aunque no se hubiesen hablado en todos esos meses, el cariño seguía estando, habían compartido mucho desde el primer día y todos esos sentimientos no se podían ir en pocos meses. De repente se acerca un anciano y le toca el hombro a Peter, los dos deshacen el abrazo y lo miran, es un señor que ronda casi los 80 años, pero se le ve bien, no necesita bastón ni nada para sujetarse, pero es bastante bajito y con todo el pelo canoso.

-Perdón parejita, pero ¿os podéis apartar? Es que no puedo ver si viene mi nieta.

-No somos pa. – Peter no le da tiempo a acabar porque Alicia le interrumpe.

-Sí claro señor, perdónenos. – Le dice sonriendo, el señor le devuelve la sonrisa y Alicia empuja a Peter para separarse de la zona.

Peter la guía hasta el coche, guarda la maleta de Alicia, que es pequeña, por lo tanto, no debe quedarse muchos días y cuando se sienta en el asiento de copiloto, Alicia le está mirando preocupada.

-Uy esa cara, ¿qué ha pasado? – Le pregunta Peter, se conocen demasiado bien como para mentirse.

-Nada, nada. – Alicia intenta esquivar la cara de Peter, por ello se pone a mirar por la ventana, pero Peter no arranca, la está mirando, esperando que le diga la verdad. – Bueno me ha llegado un mensaje antes de subirme al avión conforme están teniendo unos problemas en el hotel y puede que no pueda ir hasta mañana... o hasta esta noche, no están seguros.

- ¿Pero qué ha pasado? – Pregunta Peter sorprendido con la ineficacia del hotel.

-Una inundación en una de las partes, y desgraciadamente es donde está mi habitación. Ya sabes, soy muy gafe. – Peter asiente y se ríe, ella es la pura ley de Murpfy, si tiene que pasar algo, pasará.

-Bueno no te preocupes, te puedes quedar en mi departamento hasta que tengas la habitación.

-Es que no te quiero molestar, por eso no te lo he dicho. – Dice Alicia, un poco nerviosa.

SÁLVAME (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora