15. Tercera oportunidad (MARATÓN 2/3)

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- ¿Pero estáis seguros de esto? - Preguntó Lali, muy preocupada. No podía ser verdad.

-Hace meses que te lo vengo diciendo, físicamente estás bien, tus revisiones diarias indican que te encuentras dentro de la media. – Le comenta el doctor Robles, a Lali solo le entran ganas de agarrarle de la cabeza y darle contra la mesa, pero decide seguir preguntando.

-Ya, pero también me dijiste que mis psicólogas no me veían bien como para irme. ¿Vuelves a ir en contra de ellas? – El doctor niega con la cabeza, empezando a desesperarse con Lali, siempre es así con ella.

-He hablado con todo el equipo de profesionales de la salud mental y comentan que ha habido una gran mejora en los últimos meses, es lógico que nunca vas a estar 100% bien, vas a convivir con esos pensamientos toda la vida, pero te ven fuerte para poder luchar contra ellos.

-Pero...

-Pero nada. – Le interrumpe el doctor. – Ya va siendo hora de que demuestres la guerrera que hay dentro, todos te hemos visto en las noticias, tienes esa parte de valiente. Y así podemos dar lugar a otra persona para que entre en la residencia. Es hora de darte el alta Mariana.

Aun guardando toda su ropa después de esa conversación hace ya cuatro días su cabeza no es capaz de reaccionar, no es capaz de entender cómo la dejan salir, hace una porra mental y cree que en menos de dos meses vuelve a estar internada. No entiende si es que finge muy bien o los doctores, médicos y todo el equipo están muy mal preparados.

Cierra la maleta con todo guardado, está toda su habitación vacía y eso le genera ansiedad. Cuando se tumba en la cama para esperar a sus padres tocan a la puerta, no quería ir a abrir, ¡se acababa de tumbar!, así que decidió que si alguien quería entrar tenía que abrir ella misma la puerta.

-Adelante. – Dijo Lali, mirando al techo, todo era blanco, demasiado, en realidad la residencia es igual a los hospitales, blancos, vacíos, sin vida.

- ¿Cómo estás? – No le hace falta ni mirar para saber de quien se trataba, la China estaba delante suyo, decide sentarse en la cama y acariciarle el pelo a su amiga, sabía que estaba nerviosa, se lo notaba desde el día que le habían informado de su alta.

-No estoy, no estoy lista para irme, no estoy lista para luchar y no estoy lista para recaer. – Es con la primera persona que es tan honesta sobre su marcha de la residencia, sabe que sus padres estarán muy felices de que vuelva a casa, pero ella sabe que solo les va a dar más problemas. – Encima voy a vivir con mis padres.

-Bueno... las dos últimas veces te dejaron vivir sola y no fue muy bien... creo que el silencio nos hace mucho mal. – Comenta Euge, mirando al frente, confesando cosas pero sin decirlas del todo. - ¿Seguiremos siendo amigas, ¿no?

Para Euge es la primera vez que Lali se va de la residencia, justo cuando la rubia entró Lali llevaba dos semanas después de su segunda caída, estaban las dos tan mal física y psicológicamente que se hicieron uña y carne, y desde entonces no se han separado, y de eso hace ya más de diez meses. Lali se sienta en la cama y mira a su amiga.

-Nunca dejaremos de ser amigas, igual, no creo que tarde mucho en volver.

-BASTA. – Grita la China, Lali se sorprende mucho, nunca le había gritado. -Si vas pensando así es lógico que vuelvas, pero solo estás siendo cobarde, porque eres la más fuerte de aquí, la que puede salir de esta mierda. ¿Sabes lo que daría por salir de la residencia y volver a tener mi vida? No dejes que tus inseguridades te lo arruinen.

Lali no sabía que decir, no sabía qué le pasaba a Eugenia, tal vez se había puesto sensible con la marcha de la chica morena, pero estaba siendo más sincera de lo que lo había sido en estos meses. Eugenia esperaba una respuesta, pero nunca se imaginó que en vez de hablar Lali la abrazó, no hizo falta decir nada más, era todo lo que necesitaba, la China y Lali.

SÁLVAME (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora