Peter no dudaba, sabía perfectamente a donde ir, se dirigió a la empresa de su padre, era domingo así que sabía que apenas habría trabajadores.
Entro directo, sin pensárselo y cuando se dirigía al ascensor que haría que subiera a la última planta Susana, la secretaría de su padre, lo paró.
-Pero bueno, que ven mis ojos, ¡el mismísimo Peter! ¿Qué tal estás muchacho? Cómo has crecido.
Peter le tenía mucho cariño a Susana, llevaba toda la vida trabajando en la empresa, seguramente ya le quedaría poco tiempo para jubilarse. La sentía como una abuela, cuando iban de pequeños les reglaba caramelos y cuando su padre les obligaba a venir para aprender el oficio en el momento en el que estaban a solas Susana los relajaba, sabía que no les gustaba ese trabajo.
Tenía alguna que otra arruga más, pero sus ojos seguían brillando igual que la primera vez que la conoció, siempre le había transmitido tranquilidad, pero en estos momentos solo deseaba que le dejase para poder ir a por su objetivo.
-Hola Susana, encantado de verla otra vez. – Le sonríe, sin moverse de la puerta del ascensor.
-Tutéame por favor, soy mayor pero no tanto. – Se ríe, Peter se quiere reír con ella, pero ahora mismo es una mala situación. - ¿Tienes prisa? – Se notaba que le conocía.
-No quiero ser un mal educado, pero sí, tengo que ir a hablar con Alfonso.
-Lo sigues llamando por su nombre. – Ella niega con la cabeza, nunca le ha gustado la relación que tiene el padre con sus hijos. – Sé que tu padre a veces es demasiado... exigente, pero dale una oportunidad.
-Susana. – A Peter se le tensa la mandíbula. – Ahora mismo mi madre está en el hospital por culpa de él. Las oportunidades se las di cuando era pequeño, ahora que acarreé con las consecuencias. – Susana abre mucho los ojos, no esperaba la noticia que le había dado el chico del lunar, la mujer de esos hijos siempre había sido muy educada con ella. – Te aconsejo que te vayas a tu casa, es domingo, te mereces estar con tu familia. Y lo mío hay para rato, no te preocupes por nada, yo justifico tu salida.
- ¿Estás seguro? – Peter asiente, prefiere que no haya nadie en el edificio. Susana le da un beso en la mejilla y se la acaricia, tratando de relajarlo, pero esta vez no hay nada que lo tranquilice. La ve salir del edificio y sube a la planta 10, donde estaba su despacho.
Ni siquiera toca antes a la puerta, entra sin pensarlo. Su padre está escribiendo en el ordenador, cuando lo ve se levanta rapidísimo de la silla y traga saliva, Peter cree que es la primera vez que ve miedo en su cara.
- ¿Qué haces aquí? – Le pregunta Alfonso, con la voz temblando. Peter entra totalmente al despacho y cierra la puerta.
-No sé, ¿qué puedo estar haciendo aquí? No te hagas el idiota. – Conforme pasan los segundos Peter se enfada más, está al lado de la puerta y hay unos 7 metros de distancia entre padre e hijo, pero la tensión se puede cortar.
- ¿Cómo... cómo está tu madre? – A Peter le sorprende el respeto con el que está hablando, pero está seguro de que lo hace porque sabe que esta vez se ha pasado.
- ¿Te refieres a las hostias que le has dado? – La voz de Peter, por el contrario, es muy cínica. – De eso se va a recuperar. – Alfonso relaja los hombros, y vuelve a su postura de macho alfa.
- ¿Entonces por qué tanto enfado? Ni que hubiera pasado nada. – Se vuelve a sentar en su silla y sigue con lo que estaba haciendo, a Peter le da tremendo asco que ni se preocupe por su madre, se acerca a él y pega un puñetazo en la mesa.
- ¿Cómo puedes ser tan hijo de puta? – Le pregunta mirándolo a la cara, Alfonso se ha asustado por el golpe, pero rápidamente toma su postura.
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SÁLVAME (LALITER)
De TodoUn chico rico, con un padre horrible, no se parece nada a él, bueno, cariñoso, empático. Rehízo su vida muy lejos de él, pero una llamada de emergencia hace que vuelva y tenga que enfrentarse a su padre, al pasado que hizo que él dejase de ser él. ...