8. ¿Voy o no voy?

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Lali se quedó pensativa en su cuarto, ¿iba o no iba?, en cuanto le dijeron que iban a probar un nuevo método con un psiquiatra supo que no iba a ir, nada servía con ella, había quedado más que claro, pero parecía que la directora no lo entendía, ella seguía viva porque vivía en esa residencia donde apenas hay algo para hacerte daño, incluso los cuchillos para comer son de plástico.

Pero que su psiquiatra sea Peter la descoloca por completo, le encanta, físicamente claro, no tiene ni idea de cómo es su personalidad, pero desde que lo vio ese viernes, intentando ayudar a Bruno no puede parar de pensar en él. Sí, ella es muy enamoradiza, pero esto es diferente, no lo sabe explicar, pero es como si esos ojos la hipnotizaran.

Miró el reloj, las 15:55, posteriormente se miró al espejo, apenas se reconocía, no llevaba ni una gota de maquillaje, no es que en la residencia no les dejasen maquillarse, pero Lali ya no tenía energía para nada. Es por eso por lo que le sorprendía que estuviese a punto de tener el alta, otra vez, ya no sabe si sus médicos son ciegos o sordos.

Se deshizo de esos pensamientos y de forma impulsiva salió de su habitación y fue en dirección a la sala de Peter, en el camino se encontró al secretario, le saludó y cuando él se dio cuenta de quién era sonrío, le dijo que no dejase tirado a ese elegante chico, parece que Peter ha calado en todos en muy poco tiempo.

A las 16:05 entra sin tocar a la puerta, sabe que está solo así que no hace falta que avise de que va a entrar. Lo ve sentado en el suelo, ordenando papeles. Él levanta la mirada y sonríe, Lali pide por dentro que le deje de sonreír así o vendrá aquí incluso los días que no tiene sesión.

-Ya creía que no vendrías. – Dice Peter, levantándose. Está feliz, este es un paso muy importante para ganarse la confianza de Lali.

-Bueno, no creas que es una victoria, me aburría en mi habitación, así que no tenía mejor plan. – Dice, mientras la chica de ojos negros se sienta en la silla. – Bueno, básicamente intente suicidarme hace...

-Perdón que te lo diga tan directo, pero no me interesa. – Lali abre mucho los ojos, casi parece que se le van a caer. ¿Pero este señor donde se sacó la carrera? – Te dije que necesitaba ayuda, toma. – Peter le pone unas cincuenta hojas en las piernas de Lali. – Necesito que lo ordenes alfabéticamente, ¿puedes?

Lali se quedó anonadada, no sabía si era una forma de castigarla por no haber ido a la sesión o si era la forma de trabajar de él. En cualquiera de los casos hizo lo que le pidió el chico, de cierta manera ordenar hizo que se relajase. Peter iba colocando todo en los cajones, solo le faltaban las carpetas que tenía que comprar y los libros que acababa de llegar de casa por parte de Pablo.

-Entonces, ¿naciste en esta ciudad Lali? – Le pregunta Peter, rompiendo el silencio que había desde hacía casi diez minutos.

-No soy exactamente de aquí, pero vivo a unas dos ciudades más allá, bah, ciudad, más bien barrio.

-Ah, eres una chica de barrio. Entonces conoces la calle. – Le dice Peter, era la primera vez que usaba esta técnica, pero sentía que con Lali las cosas iban a ser diferentes.

-No lo dudes. Estoy preparada para todo lo que me cruce por ahí. – Contesta Lali muy segura.

- ¿Y te han criado tus dos padres? – A partir de esa pregunta del chico Lali empezó a entender, él mismo se lo había dicho, no quería saber la historia de los suicidios, quería conocerla a ella.

-Sí, son lo mejor que tengo en mi vida. Me han apoyado en todo y más, bueno, a todos mis hermanos.

- ¿No eres hija única? Lo parecías. – Bromea Peter, Lali hace una risa sarcástica y le contesta.

SÁLVAME (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora