25. Lali, por favor

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Allegra salió del estudio y empezó a mirar por todas las habitaciones del edificio, pero no había rastro de Lali, sentía que por cada segundo que pasaba la perdía más, y tenía el presentimiento de que no había salido del edificio. Fue corriendo habitación por habitación, bajó y subió los tres pisos en menos de cinco minutos y seguía sin saber dónde estaba, sentía una presión en el pecho y muchas ganas de llorar, sí, sin dudas le estaba dando un ataque de ansiedad, pero no era el momento para concentrarse en sí misma.

Cuando iba a subir otra vez a la tercera planta se paró de golpe, se fijó en una puerta que había pasado desapercibida y debería haber sido la primera en la que tendría que haber mirado. El lavabo, el maldito lavabo donde encontró a Lali llorando. Intenta entrar pero está cerrado, sabía que ahí estaba Lali.

-LALI, LALI POR FAVOR, NO HAGAS NADA, LALI SAAAAL. – Gritaba la chica de ojos verdosos mientras le daba golpes a la puerta, intentando que se habrá, no recibió respuesta de dentro. – POR FAVOR LALI LAAAAALI. – No podía parar de llorar, sabía que tenía que entrar ahí, pero no sabía con qué se encontraría. Además, no tenía suficiente fuerza como para abrirla y eso solo hacia atrasarla.

Miró hacia todos lados por si había alguien que le pudiese ayudar, pero nada, ese piso estaba desolado. Se quitó las lágrimas que caían para intentar ver mejor, pero aún así seguían cayendo más, tomo distancia con la puerta, iba a correr y chocarse con la puerta, podían pasar dos cosas, que se abriera o que se destrozará el brazo, cualquiera de las dos opciones le pareció mejor que quedarse sin hacer nada. Respiró muy fuerte para dar un último grito, con el que estaba convencida que los productores la escucharían.

-LAAAAALIIIII. – Mientras gritaba, corrió, lo más rápido que pudo y golpeó la puerta, sorprendentemente rompió el cerrojo y así, con un pequeño empujón pudo abrir la puerta.

Ahí estaba, tirada en el suelo, con sangre alrededor de sus brazos, Allegra estaba shockeada, solo podía mirar toda la escena, había una cuchilla en la mano de Lali, ¿estaría...?. En cuanto salió del trance en el que estaba, se arrodilló al lado de Lali y le quitó la cuchilla con cuidado, le intentó tomar el pulso como pudo, seguía latiendo su corazón, lentamente, pero aún había posibilidades. Agarró su móvil y marcó a la ambulancia, había dejado todo el móvil con sangre de Lali, pensó en llevarla a la planta baja, pero los médicos le recomendaron que no la tocará.

No la podía ver así, tan silenciosa. Estaba perdiendo mucha sangre y Allegra no sabía que más hacer, solo podía llorar, intentaba tapar con sus manos los cortes que se había hecho, pero eran demasiados. Maldecía a la ambulancia por no llegar, maldecía a la gente que había hecho que Lali tomará esta decisión y también maldecía que fuese ella la que tenía que avisar a Peter. Pero en ese momento solo la podía mirar, se estaba muriendo en sus brazos.

Peter llegó corriendo al hospital, le pararon en recepción para pedirle calma.

-¿CÓMO QUIERES QUE ME CALME? MI NOVIA SE ESTÁ MURIENDO. – El enfermero tragó saliva cuando lo escuchó, estaba roto, tenía los ojos rojos y por sus puños cerrados se veía que estaba lleno de ira, aún así el enfermero intento mantener serenidad.

-De acuerdo... ¿Cómo te llamas? – Peter se desordenó el pelo, desesperado.

-Juan Pedro. – Contestó, a penas con fuerza.

-De acuerdo Juan Pedro, ven. – Le dijo el chico un poco más mayor que Lanzani, le guio hasta secretaría. – Este hombre está buscando a su novia. – Habló directamente con la secretaria, era una señora mayor, no le quedaría mucho tiempo para jubilarse, pero Peter apenas podía pensar en todo eso, solo quería saber dónde estaba Lali.

- ¿Cómo se llama? – Pregunta la secretaria de pelo blanco, a Peter le desesperaba la calma que llevaban, había una chica a punto de morirse en una de sus habitaciones.

SÁLVAME (LALITER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora