15. Granada (IV): La despedida

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01/09

La tarde de ayer había pasado muy rápido entre sexo y mimos así que cuando finalmente llegó la noche estábamos realmente agotados. Había un sentimiento, creo que era más que evidente que mutuo, que hacía que no quisiéramos separarnos un instante el uno del otro sabiendo que probablemente hoy a esas horas estuviésemos separados. Y así sería. Esa sensación de que iba a alejarse de mí apenas me había dejado dormir en toda la noche. 

El vuelo de Fargan saldría a las cinco de la tarde y yo ni siquiera podía pasar la mañana con él. Estaba realmente cansada pero me desperté antes de que sonase la alarma. La apagué para que no sonase y despertase a Fargan. Me levanté suavemente y fui al armario a buscar la ropa. Luego bajé al baño de abajo y me di una ducha rápida. Luego me vestí:

Después me maquillé y peiné:

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Después me maquillé y peiné:

Los perritos vinieron a saludarme cuando salí del baño

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Los perritos vinieron a saludarme cuando salí del baño. ¿Qué íbamos a hacer con ellos? Fargan no podía llevar a Coco en el avión... así que supuse que se quedarían conmigo. Los saludé aún medio dormida y fui hacia la cocina. Preparé café y cogí un bollo para sentarme a desayunar. Iba con tiempo más que suficiente, me había levantado antes de tiempo, y aunque no quería despertar a Fargan porque sabía que estaba igual de cansado que yo tenía la esperanza de que bajase a saludarme antes de irme al trabajo. Esperé unos minutos antes de irme a trabajar pero no bajó así que finalmente, bastante apenada, salí de casa hacia el parking para coger mi coche. 

La mañana en la universidad se me hizo eterna. Estaba tan triste que no podía concentrarme en nada y no veía el momento de salir corriendo de allí para compartir al menos un rato con Fargan antes de que se fuese. Se me hizo muy raro que no me escribiese en toda la mañana y no sé por qué razón no quería ser yo quien le escribiese primero. Quizá quería demostrarme a mí misma que podía estar separada de él sin ser una novia empalagosa y controladora pero lo cierto es que cuanto más pasaba el tiempo más evidente era que no era así. 

Ni siquiera quise ir a tomar un café con los compañeros, solo intentaba sin éxito concentrarme en la programación de las clases y en desarrollar el temario, esperando en realidad a que mi móvil sonase. Tal era mi paranoia que sentía que vibraba sin que en realidad eso sucediese. Eran casi las doce cuando por fin vibró y mi corazón dio un vuelco al ver que era un mensaje de Fargan. 

ENCUENTROS xFaRgAnx y tú (2ª temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora