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– ¿Pero qué has hecho? - exclamó Yako dentro de mí. Pude sentir un pequeño tirón en el corazón al verla a ella en peligro, ¿Qué demonios estaba sucediendome?
"Sigo teniendo esos momentos de descontrol, verla con el monje, tan dedicada curando sus heridas y tan atenta. Todo esto esto es culpa tuya Yako"
Pude ver como Inuyasha corrió para protegerla y como la envolvió en sus brazos, pude ver como ambos chocaban con las piedras, vi como el inútil de Inuyasha acariciaba ese hermoso rostro.
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– Haz sido muy grosero conmigo. - dijo con una voz molesta y triste.
"¿Qué?"
– ¿Por qué Sesshomaru? ¿Por qué me odias?
Sabía que ella no estaba hablando, la estaba viendo inconsciente frente a mis ojos con el inepto de Inuyasha, quien ahora le entregaba el cuerpo de la humana...
- Miko - corrigió Yako - es una joven Miko.
La estaba entregando a ese monje. Ver como ponía sus manos en su cuerpo me enojó.
Estaba tan centrado que no me di cuenta que Inuyasha estaba dirigiéndose había mi, cuando me atacó pude esquivarlo y logre atreva su asqueroso cuerpo con mis garras. No me percate de sus verdaderas intenciones hasta que...
– ¿Acaso no te diste cuenta? - exclamó mientras me arrancaba parte del brazo prestado y con ello recuperaba su espada.
Iba a atacarlo, pero Inuyasha cayó clavando la espada en el suelo, entonces fue cuando la vi, había recobrado su consciencia y me miraba.
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