cap. 40 PLAN B

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*NARRADOR*

Las tres chicas se habían quedado de pie en la entrada de la cabaña.

- Kagome, no debiste decirle eso, llevaba un tiempo esperando por ti, prácticamente toda la tarde - decía Kikyo mientras jugaba con Tetsu.

- Kagome, ¿no crees que deberías ir con él y aclarar todo? - le preguntaba la joven Exterminadora.

Mientras tanto ella seguía confundida, en su corazón quería correr detrás de él y poder aclarar las cosas, pero recordaba las palabras de Inuyasha, no podía dárselo todo fácil se nuevo. Sabía que él no lo odiaba y que tampoco se daría por vencido, así que quería saber hasta dónde sería capaz de llegar.

- Ma - Tetsu reclamaba su atención.

- ¿Tienes hambre? - preguntó ella tomándolo en brazos - tu tía Kikyo ya no podrá seguirte cargando en un tiempo, ella te dará un primo y debe cuidarse.

El pequeño solo veía fijamente a su madre y de repente sonrió.

- Ma - todas ellas sonrieron y lo mimaron.

Tetsu era muy adorable, pero seguía creciendo muy rápido.

- Bueno pequeñín, es hora de tu baño.

Entre las tres prepararon el baño del niño y le dieron de comer, Kikyo estaba muy emocionada por la espera de su propio hijo, pero no sabía cómo decirle a Inuyasha.

- ¿Cuándo piensas decirle? - preguntó Sango.

- Aún no lo sé, Inuyasha tiende a ser muy bruto en ocasiones y muy probablemente ni entendería lo que le estaría diciendo. A veces es un poco frustrante - terminó cabizbaja.

- Ánimo Kikyo, tal vez es así porque se ha perdido muchos años, estuvo sellado y no ha madurado adecuadamente - sugirió Sango.

La pobre Kikyo dió un suspiro mientras acariciaba su vientre.

- Tetsu se ha dormido, esperamos a que lleguen Rin, Shippo y Jaken y podremos ir a tomar un baño juntas, hace mucho que no compartimos la hora del baño.

- Es una excelente idea.

Poco tiempo después llegaron Jaken y los niños.

- Mi señora.

- Mamá, hemos vuelto.

Decía el trío.

- ¿Ha dónde han ido está vez?

- El abuelo Jaken nos ha llevado a conocer a un campo de flores cerca de aquí, ha sido muy bonito - comentó Rin mientras le entregaba un ramito a cada una - ustedes son como estás flores, son muy bonitas.

- Gracias Rin, eres una buena niña - dijo Sango mirándola con nostalgia, mientras un recuerdo se hacía presente en su mente.

- Hermana, para ti - decía un pequeño Kohaku mientras extendía un ramo de lirios blancos.

- Señorita Sango, ¿Se encuentra bien? - preguntó la niña al ver que la mayor había comenzado a llorar.

- Sanguito, Kohaku volverá a nosotros - trataba de darle ánimos Shippo.

- Lo lamento mucho niños, necesito un poco de aire.

- Te acompaño - le dijo Kikyo.

- Niños, iré a tomar un baño y platicar un rato con ellas, no se vayan a ir, su padre debería llegar pronto para si visita de siempre - y mirando hacía Jaken le dijo - cuídalos bien Abuelo Jaken - sonrió haciendo que este se sonrojara.

Ojos color ámbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora