¿Qué hacía la Miko con él? ¿Porqué estaban solos? ¿Acaso ella ya estaba prometida?
– No, eso no puede ser - exclamó Yako angustiado.
No entendí por qué Yako reaccionaba de ese modo, pero entendí menos, el porqué a mi me causaba cierta sensación de ahogo el imaginarme a alguien más con ella, que alguien más disfrutará de su compañía, de sus gestos, de su cuerpo.
– ¿Este sábado? - preguntó ella, que voz tan linda tenía. Se veía que aún tenía dudas.
– Mucho mejor, ¿no?, si ella duda, es por que él no es un buen macho. - dijo Yako
En eso tenía razón
– Ve Kagome.
– Sí Kagome, ve.
– Acepta Kagome, la ocasión no pudieron salir.
– ¿Cómo saben eso? - preguntaron la Miko y el estúpido humano al mismo tiempo.
Así que ya había intentado cortejarla antes,
– Hmp, ese insignificante humano no tiene lo que se necesita para conquistarla. - me decía a mi mismo.
Esas tres humanas me desagradan, se había llevado a mi Miko aparte y trataban de convencerla para aceptar a ese humano...
Un momento, ¿dije mi Miko?
– No mientas Kagome, te gusta alguien más.
– Sí te la pasas suspirando.
– Claro que no, no podría enamorarme de alguien caprichoso, mimado, arrogante y agresivo. - dijo ella muy determinada.
Esas palabras de clavaron en mi, Inuyasha encajaba a la perfección en su descripción, ¿realmente está tan enamorada de Inuyasha?
Observe cómo se acercaba decidida a ese asqueroso humano y al escuchar sus palabras sentí que debía de hacer algo.
– Hoyo, acepto salir contigo.
– ¡Genial! - dijo él muy emocionado.
"Ya veremos si puede concentrarse en ti" No pude evitar sonreír.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
********************💖********************
*Narrador*
Dos días pasaron, Kagome se dirigía al pozo cada que podía, intentaba volver, había recordado que el tonto de Inuyasha se encontraba muy herido por la pelea con Sesshomaru, y quería darle unas medicinas, sentía que por fin había encontrado un amigo, de un esos que tienes suerte de encontrar pocas veces en tu vida. Ahora entendía que la había enviado por su bien, pero detestaba la forma en que lo hizo.
