- Ese sujeto tiene a mi madre, debo ir por Inuyasha - dijo el pequeño Kitsune y emprendió nuevamente su vuelo en busca de Inuyasha.
Este se encontraba en una disputa con un sujeto que vestía de manera provocativa y que tenía un comportamiento afeminado.
Inuyasha podía sentir la excitación de Jakotsu.
- Inuyasha lindo, deja que pueda acercarme a ti - decía.
- No digas estupideces, ¡compórtate como un hombre! - le respondió él mientras lanzaba su ataque.
- ¡INUYASHA! - se escuchó el grito de Shippo - Sango, Miroku y Kagome han sigo secuestrados, debes ayudarlos.
- Maldición, eso quiere decir que tú, Jakotsu, solo eras una distracción para poder llevarse a los demás.
Inuyasha había caído en la cuenta de que algo así estaba mal.
- Te equivocas Inuyasha lindo, solo queríamos a la Sacerdotisa.
"¿A Kagome? ¿De dónde la conocen estos sujetos?"
- Oye Jakotsu, ustedes murieron antes de que ella siquiera naciera, jamás la conocieron, ¿Por qué de repente la necesitan con tanta urgencia?
- Inuyasha, ¡Deja de pensar en otras! - respondió mientras movía su extraña espada.
- No tengo tiempo que perder contigo, ¡VIENTO CORTANTE!
La espada de Jakotsu fue devuelta y cortó parte de su ropa. Inuyasha aprovecho esa oportunidad para darse vuelta había Shippo y salir junto con él hacía el lugar donde estaban sus amigos.
- Eso estuvo cerca - decía Jakotsu - Inuyasha lindo.
Podía sentirla, estaba cerca, sin embargo no estaba sola, la exterminadora y el monje también se encontraban con ella, pero Inuyasha no estaba, no sé podía sentir su presencia.
- Este imbécil, dejó a Kagome sin protección.
- Nosotros igual la dejamos, si hubiéramos permanecido con ella - decía Yako haciendo eco de sus más profundos sentimientos.
"Si tan solo me hubiera quedado un poco más."
- ¿Padre? - la voz de Rin me saco de mis ensoñaciones.
- Hmp
- ¿Mi madre esta cerca?
- Aún no, todavía falta un poco más.
- Parece haber algún tipo de veneno en el aire que hace que su aroma sea un poco difícil poder ubicarla bien - comentó Yako.
- Hmp.
- Estoy segura de que mi madre resistirá, ella es muy fuerte y valiente.
- Por supuesto que sí chamaca, mi señora es una increíble sacerdotisa - decía Jaken.
- Abuelo Jaken, ¿usted cree que esos sujetos quieran asesinar a mi tío Inuyasha, tía Kikyo, a la señorita Sango y al Monje Miroku?
- No sabemos realmente lo que esa gente desea Rin, por lo que sé, esos sujetos murieron hace ya varios años, es increíble que hayan regresado de la muerte.
- ¿Cómo yo? - preguntó de repente.
Eso me sorprendió un poco, había pasado mucho desde ese entonces, Rin había crecido y sabía que ese no era un tema que habláramos, de algún modo y sin llegar a demostrarlo, hacía que mi pecho se sintiera extraño, como un vacío.
- Aunque sabemos que fueron los lobos, jamás nos hemos cruzado con esos malditos para darles una lección.
- Cuando todo esto termine, tomaremos venganza por lo que hicieron -sentenció Yako.
- Estamos acercándonos, el veneno es más fuerte en está parte del bosque.
- Rin.
- ¿Si padre?
- Deberás quedarte con Ah-Un, hay veneno en esta zona, debes mantenerte aquí.
- Entendido padre, te esperaré aquí.
- No te vayas a mover chamaca - comenzó Jaken.
- Jaken - lo interrumpí.
- ¿Si amo bonito?
- Te quedarás a cuidar de Rin.
No esperé su respuesta, simplemente empecé a caminar, podía sentirla, estaba con la exterminadora y el monje, y había dos aromas más.
- Hermano Bankotsu, ¿por qué tiene que ser tu esposa?
- Mukotsu, tú eres feo, ella merece que su esposo sea alguien guapo e imponente, tú estas todo enano.
- Eres muy cruel Hermano Bankotsu.
- Pero honesto, tú puedes quedarte con la otra joven.
- Por su bien espero que no hablen de nuestra hembra - gruñó Yako
- Ella no es nuestra, decidió que su camino sería separado al de nosotros - le respondí
-Aunque lo niegues ella es nuestra hembra, la madre de nuestros cachorros, de no ser así, ¿por qué habríamos venido hasta aquí?
No pude responderle, aún la amaba, aunque ella haya elegido a otras personas, aunque ella hubiera escogido irse, la amaba.
- Bueno, me iré Mukotsu, debo reunirme con Jakotsu para saber en qué quedó la pelea con ese asqueroso híbrido. Cuida bien de mi futura esposa.
Entonces lo vi, vestía una ropa blanca con detalles azules y su larga trenza se a ese sujeto tomarla de la cintura.
- Ese maldito, se atrevió a poner sus manos encima de ella.
- Sé mi esposa, esta es una nueva oportunidad que se me ha dado, quiero tener una familia, una esposa que me espere en casa, tú eres perfecta.
La levantó un poco más acercándola a su cuerpo. Ella parecía estar inmovilizada, puesto que no se podía mover pero podía sentir el despreció y repulsión debido a la conexión que teníamos.
- Amo esos ojos, parecieran ser espejos de los míos - la jaló hacía sí y puso una mano detrás de su nuca, haciendo que su cabeza cayera ligeramente hacia atrás - No me extrañes demasiado, nos veremos pronto - le dejo y acercó sus labios a su cuello para depositar un beso.
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Espero estén bien y que este capitulo sea de su agrado.